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Oseas 9:7 - Biblia Lenguaje Básico

7-8 Pronto sabrás, Israel, que ya ha llegado el día en que te daré tu merecido. Tan grande es tu maldad, y tan inmenso es tu odio, que llamas «tontos» y «locos» a los profetas que te he enviado. Los envié para avisarte del peligro, pero tú les tendiste trampas; ¡hasta en mi propio Templo les has mostrado tu gran odio!

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Biblia Reina Valera 1960

7 Vinieron los días del castigo, vinieron los días de la retribución; e Israel lo conocerá. Necio es el profeta, insensato es el varón de espíritu, a causa de la multitud de tu maldad, y grande odio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Ha llegado la hora del castigo de Israel; ha llegado el día del pago merecido. Pronto Israel se dará perfecta cuenta de esto. A causa de tu gran pecado y hostilidad dices: «¡Los profetas están locos y los hombres inspirados son necios!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Ha llegado la hora de rendir cuentas; ha llegado la hora del desquite: ¡que todo Israel lo sepa! Los profetas serán como locos y los inspirados ya no sabrán qué decir, pues, así como fue grande tu pecado, enorme será tu desastre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Llegan los días del castigo, llegan los días de la retribución. Que lo sepa Israel: A causa de la magnitud de tu pecado, A causa de tu gran hostilidad,° el profeta ha enloquecido, El hombre inspirado desvaría,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Llegan los días del castigo, llegan los días de la venganza. ¡Que lo sepa la gente de Israel! ¡Es un loco el profeta, desvaría este inspirado! Por la magnitud de tus iniquidades, por tu gran hostilidad en contra de él.

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Oseas 9:7
40 Referans Kwoze  

Cuando Jehú fue a reunirse con los demás jefes del ejército, estos le preguntaron: —¿Qué quería ese loco? ¿Hay algún problema? Jehú les contestó: —Ya conocéis a ese individuo; solo dice tonterías.


¿Qué haréis cuando Dios os pida cuentas de lo que hacéis? ¿Qué haréis cuando Dios os castigue como merecéis? ¿A quién pediréis ayuda? ¿Dónde esconderéis vuestras riquezas?


Tú, ¡oh Dios!, les tienes preparado su castigo, pero ellos ni siquiera se dan cuenta. ¡Demuéstrales cuánto nos amas para que sientan vergüenza! ¡Destrúyelos con el fuego destinado a tus enemigos!


Ese día Dios se vengará; será el año de su venganza en favor de Jerusalén.


Cuando hablan los falsos profetas, no dejo que se cumpla lo que ellos anuncian; demuestro que los adivinos no tienen razón, y convierto en puras tonterías la sabiduría de los seres humanos.


No valen nada, son pura fantasía; cuando llegue el momento, serán destruidos.


Cuando llegue el momento de castigar a la gente de Anatot, enviaré contra ellos una terrible desgracia y ninguno quedará con vida!».


Así que les daré un castigo doble por los terribles pecados que han cometido. Le han quitado al país su buena fama llenándolo de ídolos malolientes que no tienen vida.


¡En Samaría he visto las cosas más repugnantes! Los profetas hablan en nombre del dios Baal y hacen que mi pueblo me abandone.


También los babilonios quedarán bajo el dominio de naciones y reyes más poderosos. De ese modo los castigaré por todo el mal que han hecho.


que yo lo había nombrado sacerdote en lugar de Joiadá, para que cuidara mi Templo. También le decías que a todo loco que se creyera profeta, él debería meterlo en la cárcel y atarlo con cadenas.


Contrató soldados extranjeros, todos muy fuertes y valientes, pero también ellos la abandonan, también ellos salen huyendo a toda prisa. Y es que ha llegado el día de su derrota, ha llegado el día de su castigo.


Con paños calientes pretenden curar las heridas de mi pueblo. Insisten en que todo está bien, cuando en realidad todo está mal.


Con paños calientes pretenden curar las heridas del pueblo. Insisten en que todo está bien, cuando en realidad todo está mal.


Jamás tus profetas te dijeron la verdad; te hicieron creer en mentiras y no señalaron tu maldad para que cambiara tu suerte. Solo te hicieron anuncios seductores, pero completamente engañosos.


Todo esto os sucederá por haber engañado a mi pueblo; por haberle asegurado que todo estaba bien, cuando en realidad todo estaba mal. Os portabais como quien trata de tapar con yeso una pared agrietada. ¡Y esa pared se vendrá abajo!


Es tanta mi ira que los castigaré duramente. ¡Mi venganza contra ellos será terrible! Así que cuando descargue mi venganza, tendrán que reconocer que yo soy el Dios de Israel.


Así me daré a conocer ante muchas naciones, les demostraré que soy poderoso y diferente, y ellas reconocerán que yo soy Dios.


Por eso voy a pedirles cuentas de su conducta; voy a castigarlos sin ninguna compasión.


Castigaré a Samaría, porque su gente se rebeló contra mí. Sus habitantes morirán en la batalla, a sus niños los estrellarán contra el suelo y destrozarán el vientre de las embarazadas.


El día en que los castigue, convertiré en ruinas a Israel; así lo anuncio como algo seguro.


Os encanta presentar ofrendas, y luego comer la carne de los animales que ofrecéis en sacrificio. Pero yo, vuestro Dios, no acepto esas ofrendas, sino que tengo presente vuestros pecados. Por eso os voy a castigar y volveréis a ser esclavos en Egipto.


Entonces me preguntó: —¿Qué es lo que ves, Amós? Yo le respondí: —Veo una cesta llena de fruta madura. Entonces Dios me dijo: —Pues también Israel está lleno de maldad y listo para ser castigado. Ya no volveré a perdonar sus pecados.


Y es que solo seríais felices con profetas mentirosos que os dijeran: «si nos dais vino y licor, profetizaremos a favor vuestro».


¡El más bueno y honrado de ellos es peor que una mata de espinos! Pero ya está cerca el día de la desgracia en que Dios los castigará, tal como lo anunciaron los profetas.


Tus profetas son orgullosos, y no se puede confiar en ellos; tus sacerdotes ofenden mi santuario y no cumplen mi ley.


Cuando los familiares de Jesús supieron lo que hacía, fueron para llevárselo, porque decían que se había vuelto loco.


Porque esos días serán días que Dios utilizará para castigar a los rebeldes, tal como estaba anunciado en las Escrituras.


Si en algún momento parecimos locos, fue por querer servir a Dios. Y si ahora parecemos más sensatos, es para vuestro bien.


El terremoto partió en tres la gran ciudad de Babilonia y las restantes ciudades del mundo se derrumbaron. Y es que no se olvidó de Babilonia, sino que, lleno de ira, la castigó terriblemente.


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