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Oseas 9:12 - Biblia Lenguaje Básico

12 Y si llegaran a tenerlos, yo se los quitaré antes de que lleguen a ser hombres. ¡Pobres de ellos cuando yo los abandone!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Y si llegaren a grandes sus hijos, los quitaré de entre los hombres, porque ¡ay de ellos también, cuando de ellos me aparte!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Aunque algunos de tus hijos lleguen a crecer, yo te los arrebataré. Será un día terrible cuando me aleje y te deje solo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Por más que críen hijos, se los quitaré antes que lleguen a hombres. ¡Ay de ellos cuando me aparte de ellos!

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y si sus hijos llegaran a grandes, los quitaré de en medio de los hombres. ¡Ay de ellos también, cuando Yo me aparte de ellos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Si sacan adelante a sus hijos, se los quitaré antes de que lleguen a ser hombres. Sí; ¡ay también de ellos, cuando de ellos me aparte!

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Oseas 9:12
23 Referans Kwoze  

Dios estaba tan enfurecido con los israelitas que los abandonó y dejó que se los llevaran prisioneros. Los únicos israelitas que Dios no entregó como prisioneros fueron los de Judá.


Por eso Dios los abandonó, tal como había anunciado por medio de sus profetas, y los israelitas fueron llevados prisioneros a Asiria, donde permanecen en el momento presente.


Aunque tengan muchos hijos, unos morirán de hambre y otros, en la guerra.


Dispersé a tus habitantes por las ciudades del país; te he dejado sin hijos, he aniquilado a mi pueblo, pero nadie cambió de conducta.


¡Cambiad de conducta, habitantes de Jerusalén! De lo contrario, os abandonaré y convertiré vuestro país en un desierto.


Las madres están a punto de comer a los hijos que tanto aman. Los sacerdotes y los profetas agonizan en tu Templo. Piensa, por favor, Dios mío, ¿a quién has tratado así?


Nadie quedó con vida el día que nos castigaste; fue como si convocaras a una fiesta a mis peores enemigos que exterminaron por completo a los que yo alimenté y crie.


¡Qué mal les va a ir por haberme abandonado! ¡Terribles cosas vendrán sobre ellos porque se han rebelado contra mí! Yo estoy dispuesto a salvarlos, pero ellos solo me dicen mentiras.


Israel y Tiro se parecen: los dos países tienen un hermoso territorio, ¡pero Israel conduce a sus hijos por un camino de muerte!


Israel está herido de muerte; es como un árbol con raíces secas, que ya no volverá a dar fruto. Aunque lleguen a tener hijos, yo haré que perezca ese fruto tan querido para ellos.


y todavía se preguntan por qué Dios ya no recibe con gusto sus ofrendas. Pues que Dios destruya a quienes hacen eso aunque presenten ofrendas al Dios todopoderoso y llenen el altar de Dios de lágrimas, lamentos y gemidos. ¡Y que acabe también con quienes ven esto y no hacen nada para impedirlo! Dios ha visto también lo que todos vosotros habéis hecho: Cuando erais jóvenes, os casasteis y os comprometisteis a ser fieles a vuestras esposas. Pero no habéis cumplido vuestro compromiso.


Así aprenderéis lo terrible que es enfrentaros a mí. Os juro que así lo haré. Vosotros explorasteis el territorio durante cuarenta días; pues bien, yo os castigaré un año por cada día. Cuarenta años andaréis vagando por el desierto, hasta que el último de vuestros cadáveres quede totalmente consumido.


Todos ellos murieron en el desierto, como castigo de Dios. Los únicos que quedaron con vida fueron Caleb, hijo de Jefuné y Josué, hijo de Nun.


Malditos serán vuestros hijos, vuestras cosechas y las crías de vuestras vacas y ovejas.


Vuestros hijos e hijas caerán en manos de extranjeros que se los llevarán a otro país sin que podáis evitarlo y sin que nunca más volváis a verlos.


Entonces yo me llenaré de ira contra ellos y los dejaré solos; en vez de cuidarlos, les enviaré muchos castigos y sufrimientos. Y tendrán que admitir que todos esos males han caído sobre ellos porque yo no estoy ya en medio de ellos.


En plena calle morirán vuestros hijos, dentro de casa reinará el espanto; y todos veréis cómo mueren vuestros ancianos, vuestros jóvenes y vuestros niños.


Barac, mientras tanto, persiguió a los soldados y a los carros hasta Jaróset Goyín. Aquel día murieron todos los soldados de Sísara. Ni uno solo quedó con vida.


A Saúl, en cambio, lo abandonó el espíritu de Dios, y el propio Dios permitió que un mal espíritu lo atormentara.


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