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Oseas 7:13 - Biblia Lenguaje Básico

13 ¡Qué mal les va a ir por haberme abandonado! ¡Terribles cosas vendrán sobre ellos porque se han rebelado contra mí! Yo estoy dispuesto a salvarlos, pero ellos solo me dicen mentiras.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

13 ¡Ay de ellos! porque se apartaron de mí; destrucción vendrá sobre ellos, porque contra mí se rebelaron; yo los redimí, y ellos hablaron mentiras contra mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 »¡Qué aflicción les espera a los que me han abandonado! Déjenlos morir porque se han rebelado contra mí. Yo deseaba redimirlos, pero han dicho mentiras de mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 ¡Ay de ellos que se han alejado de mí! ¡Que la desgracia se los lleve, porque me han traicionado! ¿Acaso debo liberarlos, después que me han sido infieles?

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 ¡Ay de ellos, porque andan lejos de mí! ¡Destrucción sobre ellos, porque se rebelaron contra mí! ¿He de redimirlos cuando ellos me calumnian?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 ¡Ay de ellos, por haber huido de mí! ¡Desdichados por rebelarse contra mí! Quiero salvarlos, pero mienten sobre mí.

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Oseas 7:13
42 Referans Kwoze  

Nosotros somos tus servidores; pertenecemos al pueblo que tú sacaste de Egipto con gran poder.


Aunque el Dios todopoderoso había llenado sus casas de bienes ellos no se fiaban de él y pedían que los dejara tranquilos. No creyeron que él los castigaría. ¡Pero yo no pienso como ellos!


Sus enemigos los odiaban, pero él los libró de ellos haciendo que murieran ahogados en el mar; ¡ningún egipcio quedó con vida!


¡Qué mal os va a ir, israelitas rebeldes, —os advierto yo que soy vuestro Dios—! Hacéis planes sin contar conmigo, y pecáis una y otra vez.


Pedís ayuda al faraón sin consultarme y buscáis refugio bajo su poder;


¡Qué mal les va a ir a los que buscan ayuda en Egipto confiando en sus muchos caballos y en sus carros de guerra, pero no acuden para nada a Dios ni confían en el Santo de Israel!


Vosotros, israelitas, sois un pueblo débil y pequeño; pero no tengáis miedo, porque yo soy vuestro Dios, el Santo de Israel que os auxilia y os libera.


Y ahora, pueblo de Israel, así te dice Dios, tu creador: «No tengas miedo, pues yo te he liberado; te he llamado por tu nombre y tú me perteneces.


Hemos sido infieles a Dios y nos hemos alejado de él; hemos sido violentos y rebeldes, mentirosos y traicioneros.


Dios había dicho: «Ellos son mi pueblo, son mis hijos fieles». Por eso Dios los salvó de todos sus males. No fue un enviado suyo el que los salvó, sino el mismo Dios en persona. Él los libró por su amor y su misericordia; los llevó en sus brazos, como lo había hecho en el pasado.


Dios piensa que a su pueblo le gusta ir de un sitio para otro y adorar a muchos dioses. Pero es algo que no agrada a Dios y por eso lo va a tener en cuenta y los va a castigar por sus pecados.


Vosotros mismos me pedisteis que intercediera ante Dios por vosotros y os comprometisteis a cumplir todo lo que él os ordenara hacer.


Algunas naciones quisieron sanarla, pero no lo consiguieron. Eran tantos sus pecados que llegaban hasta el cielo, ¡más allá de las nubes!


pero os voy a expulsar de mi presencia, así como expulsé a todos vuestros hermanos, los descendientes de Efraín.


¡Pobres de nosotros! Hemos pecado y por ello hemos perdido el reino.


¡Jerusalén, qué lástima me das! Para colmo de tu maldad —soy yo quien lo aseguro—,


—Los israelitas repetís a todas horas ese refrán que dice: «Los padres la hacen, y los hijos la pagan».


Vosotros me criticáis y pensáis que soy injusto. Pues escuchadme bien, israelitas: ¿De verdad creéis que soy injusto? ¿No será, más bien, que sois vosotros los injustos?


Pero mientras más te llamaba, más te alejabas de mí, y les presentabas ofrendas a los ídolos y dioses falsos.


Habéis pecado contra Dios engendrando hijos de extraños; antes de que termine el mes, vosotros y vuestras posesiones seréis completamente destruidos.


Dios continuó diciendo: Yo quiero salvar a mi pueblo, pero, cada vez que lo intento, solo descubro pecados en Israel y crímenes en Samaría, su capital. Todos son mentirosos y ladrones; entran a robar en las casas y en plena calle cometen asaltos.


Con sus pecados y mentiras divierten al rey y a sus jefes.


Y si llegaran a tenerlos, yo se los quitaré antes de que lleguen a ser hombres. ¡Pobres de ellos cuando yo los abandone!


Israelitas, mi Dios os rechazará porque lo habéis desobedecido. Por eso andaréis errantes entre las naciones.


Los marineros, llenos de terror, le dijeron: —¿Por qué has hecho esto? ¿Qué podemos hacer contigo para que el mar se calme?


Pero en vez de ir a Nínive, Jonás decidió dirigirse a Tarsis para evitar cumplir el mandato de Dios. Llegó al puerto de Jope y encontró un barco que estaba a punto de salir para Tarsis. Pagó su pasaje y se embarcó con la intención de alejarse de Dios.


Los ricos se aprovechan de los pobres, y todos en la ciudad son unos mentirosos.


Recuerda que yo te di libertad; yo fui quien te sacó de Egipto, país donde eras esclavo; yo envié a Moisés, Aarón y María para que fueran tus guías.


¡Habitantes de Jerusalén, que matáis a los profetas y a los mensajeros que Dios os envía. Muchas veces he querido protegeros, como la gallina que cuida a sus pollitos debajo de sus alas, pero no me habéis dejado.


No olvidéis que también vosotros fuisteis esclavos en Egipto, y que Dios os liberó. Por eso os doy esta orden.


Si decimos que nunca hemos hecho lo que está mal, hacemos que Dios parezca un mentiroso y no hemos aceptado el mensaje que él nos ha dado.


Luego vi un águila que volaba por lo más alto del cielo y la oí decir con fuerte voz: —¡Qué mal les va a ir a todos los que viven en el mundo cuando suenen las trompetas que están a punto de tocar los otros tres ángeles!


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