2-3 —Diles a las tribus de Israel que de todas las ciudades que hay en sus territorios, deben dar a los descendientes de Leví algunas ciudades, junto con los terrenos de pasto que están alrededor de ellas. Así ellos tendrán un lugar donde vivir, y su ganado tendrá dónde pastar.
2 Manda a los hijos de Israel que den a los levitas, de la posesión de su heredad, ciudades en que habiten; también daréis a los levitas los ejidos de esas ciudades alrededor de ellas.
2 «Ordena a los israelitas que, de las propiedades que recibieron, entreguen a los levitas algunas ciudades donde vivir, junto con los pastizales que las rodean.
2 Manda a los hijos de Israel que cedan a los levitas, algunas ciudades de la herencia que les pertenece, con lugares de pastoreo alrededor, para que puedan habitarlas.
2 Ordena a los hijos de Israel que de su herencia en propiedad, den a los levitas ciudades en que puedan habitar, y entregaréis también a los levitas los pastizales de las ciudades en torno a ellas.
2 'Manda a los israelitas que, de la heredad que les pertenece, cedan a los levitas algunas ciudades en las que puedan habitar. Les daréis también tierras de pasto alrededor de las mismas.
y después dijo a los israelitas: —Desde que Saúl era rey, nos hemos olvidado del Arca de nuestro Dios. Por eso, si os parece bien y si esa es la voluntad de nuestro Dios, vamos a convocar al resto del pueblo y también a todos los sacerdotes y levitas que viven en sus ciudades y tierras de pastoreo. Los invitaremos a traer aquí todos juntos el Arca del pacto de Dios.
También me enteré de que a los levitas no se les habían dado sus porciones de alimentos, por lo que ellos y los cantores encargados del culto habían tenido que irse a sus respectivos pueblos.
En la parte sur de Judá, y también de este a oeste, se apartará un territorio de doce kilómetros y medio de ancho, y de la misma longitud que el territorio de cada una de las tribus.
Si un descendiente de la tribu de Leví siente el deseo de ir al lugar que Dios haya elegido para habitar en él, abandonando su propia ciudad, no se lo impidáis.