y finalmente el de Belá, que fue hijo de Azaz, nieto de Semá y bisnieto de Joel. Belá vivía en Aroer, pero como sus ganados se multiplicaban mucho y ya no cabían en la tierra de Galaad, extendió su territorio hasta Nebó y Baal Meón, llegando por el oriente, hasta el límite del desierto que se extiende hasta el río Éufrates.