12 Mas si su marido los anuló el día que los oyó, todo lo que salió de sus labios cuanto a sus votos, y cuanto a la obligación de su alma, será nulo; su marido los anuló, y Jehová la perdonará.
12 Pero si su marido en verdad los anula el día en que los oye, todo lo que salió de sus labios en cuanto a sus votos, o en cuanto a obligarse a sí misma, será nulo. Su marido los ha anulado, y YHVH la perdonará.
sino que vamos a seguir haciendo lo que hemos decidido, tal como lo hicieron nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros dignatarios en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén. Seguiremos adorando a nuestra diosa, la Reina del Cielo, y le ofreceremos incienso y vino. En realidad, cuando lo hacíamos, teníamos comida en abundancia y no nos faltaba nada ni nos pasaba nada malo.
Las mujeres dijeron: —Nuestros maridos sabían muy bien lo que estábamos haciendo. Sabían que nosotras adorábamos a la Reina del Cielo y que le ofrecíamos incienso, vino y tortas en las que estaba grabada su imagen.
El sacerdote pedirá así el perdón para todo el pueblo de Israel que será perdonado, pues ha cometido una falta sin querer y por esa falta han ofrecido el correspondiente sacrificio de expiación. Todos serán perdonados, tanto el israelita como el extranjero residente entre ellos, pues se trata de una falta involuntaria.
Elcaná le dijo: —Haz lo que te parezca mejor. Que el niño se quede contigo hasta que pueda comer solo. Y que Dios te conceda cumplir tu promesa. Ana se quedó con su hijo, y lo cuidó hasta que el niño comenzó a comer solo. Fue entonces cuando Ana lo llevó al santuario de Siló. También llevó como ofrenda un novillo de tres años, vino y veinte kilos de harina.