Las ofrendas que se presentaban a Dios y las ceremonias que se realizaban en el Lugar Santísimo estaban bajo la responsabilidad de Aarón y sus descendientes directos. A ellos también les correspondía presentar las ofrendas por el perdón de los pecados del pueblo de Israel. Así lo había ordenado Moisés, fiel siervo de Dios. Los otros pertenecientes a la tribu de Leví estaban encargados de las demás tareas en el Templo de Dios.