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Números 23:21 - Biblia Lenguaje Básico

21 Dios es el rey de Israel y como tal ellos lo aclaman. Dios vive en medio de su pueblo y no les desea ningún mal ni quiere causarles ningún daño.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 No ha notado iniquidad en Jacob, Ni ha visto perversidad en Israel. Jehová su Dios está con él, Y júbilo de rey en él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Ninguna desgracia está en su plan para Jacob; ningún problema espera a Israel. Pues el Señor su Dios está con ellos; él ha sido proclamado su rey.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 El no vio culpa alguna en Jacob ni percibió mal alguno en Israel. Yavé su Dios está con él, en su campamento se oye que aclaman a su rey.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 No ha visto iniquidad en Jacob, Ni ha notado maldad en Israel, YHVH su Dios está con él, Resuena aclamación de júbilo como por un rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 No vio iniquidad en Jacob; ni adivinación en contra de Israel. Yahveh su Dios, está con él, y en él se oye aclamar a un rey.

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Números 23:21
49 Referans Kwoze  

Yo os advierto que nuestro guía es Dios, y que sus sacerdotes están listos para tocar sus trompetas y dar la señal de guerra. Así pues, israelitas, no luchéis contra el Dios de vuestros antepasados, pues no podréis vencer.


Alejó de nosotros los pecados que cometimos tanto como lo están el este del oeste.


Los justos, en sus casas, repiten este grito de alegría: «¡Dios con su poder ha alcanzado la victoria! ¡Es extraordinario su poder!».


¡Alabemos a nuestro Dios, el Dios que vive en Jerusalén! ¡Aleluya!


Puedo cruzar lugares peligrosos y no tener miedo de nada, porque tú eres mi pastor y siempre estás a mi lado; me guías por el buen camino y me llenas de confianza.


Felices a quienes tú no acusas porque no actúan con malicia.


Pero te confesé mi pecado, y no oculté mi maldad. Me decidí a reconocer que había sido rebelde contigo, y tú, mi Dios, me perdonaste.


¡Dejad ya de pelear! —dice Dios—; reconoced que yo soy Dios y que estoy por encima de las naciones y de todos los pueblos de la tierra.


Cuando Dios deja oír su voz, se asustan las naciones, se tambalean los reinos y se estremece la tierra.


¡Dios es rey! ¡Que lo celebre la tierra! ¡Que se alegren las islas lejanas!


Dios es grande en Jerusalén, está por encima de todos los pueblos.


En ningún momento Dios los dejó solos. De día los guiaba mediante una nube en forma de columna, y de noche les alumbraba el camino con una columna de fuego.


Dios le dijo: —¡Moisés, yo estaré contigo en todo momento! Y para que sepas que yo soy quien te envía, voy a darte una señal: después de que hayas sacado a los israelitas, todos vosotros me adoraréis en este mismo lugar.


diciendo: —¡Dios mío! ¡Dios mío! Si de verdad me he ganado tu favor, acompáñanos. Es verdad que somos muy tercos, pero perdona nuestros pecados y acéptanos como tu pueblo.


Venid y discutamos el caso: aunque vuestros pecados os manchen como con tinta roja, yo os dejaré blancos como la nieve; aunque os ensucien de arriba abajo, yo os dejaré como lana blanca.


Demos gritos de alegría, habitantes de Jerusalén, porque en medio de nosotros está el Dios único y perfecto, con toda su grandeza».


Allí Dios mostrará su poder; será un lugar de ríos y canales, pero no pasarán por ellos naves enemigas ni barcos poderosos los surcarán.


Dios es nuestro juez y nuestro rey, él es quien nos salvará.


Por tanto, no tengáis miedo, pues yo soy vuestro Dios y estoy a vuestro lado. Mi mano victoriosa os dará fuerza y ayuda; mi mano victoriosa siempre os dará su apoyo.


De nada servirán vuestros planes, pues Dios los hará fracasar. Planead lo que queráis, que no se cumplirá, pues Dios está con nosotros.


Cuando llegue ese día, perdonaré a los que quise dejar con vida. Y nadie volverá a recordar el pecado de Israel y de Judá.


La muralla que rodeará la ciudad será de nueve mil metros. A partir de ese día, la ciudad se llamará: «Dios está aquí».


Sabréis entonces que vivo en medio de vosotros y me reconoceréis como vuestro único Dios, pues no hay otro como yo. Y nunca más mi pueblo volverá a ser humillado.


quien envió fuego y quemó por completo todo lo que estaba sobre el altar. Ante esto, todo el pueblo lanzó gritos de alegría y se inclinó tocando el suelo con la frente para adorar a Dios.


que tienes mucho amor y paciencia, y que por eso perdonas al que se rebela y hace el mal. Tú has dicho que castigas a los hijos, a los nietos y a los bisnietos, por los pecados de sus padres.


Dios mío, si desde que lo sacaste de Egipto has aguantado a este pueblo, y si realmente es tan grande tu amor, perdónale también este pecado.


Coré y su grupo se rebelaron contra Moisés y Aarón, y les dijeron: —¡Ya estamos hartos de que os creáis nuestros jefes! Dios está con todo el pueblo, y a todos nos ha elegido para servirle. ¿Por qué queréis hacerlo todo vosotros?


Así el pecado ya no tendrá poder sobre vosotros, porque ya no sois esclavos de la ley. Ahora disfrutáis de la gracia de Dios.


Por lo tanto, los que vivimos unidos a Jesucristo no seremos castigados.


Doy gracias a Dios porque nos hace participar del triunfo de Cristo, y porque nos permite anunciar por todas partes su mensaje para que así todos lo reconozcan. Anunciar la buena noticia es como ir dejando por todas partes el suave aroma de un perfume. Y nosotros somos ese suave aroma que Cristo ofrece a Dios. Somos como un perfume que da vida a los que creen en Cristo. Por el contrario, para los que no creen somos como un olor mortal. ¿Quién será capaz de cumplir con la tarea que Dios nos ha dejado?


Nosotros somos el templo de Dios vivo. Si Dios está en nosotros, no tenemos nada que ver con los ídolos. Dios mismo dijo: Viviré con este pueblo y caminaré con ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


A Josué, Dios le dijo: —Tú, Josué, tienes que ser fuerte y valiente. Yo te ayudaré en todo, y tú harás que este pueblo conquiste la tierra que les he prometido.


Israelitas, Dios es vuestro Creador; él os hizo, os estableció y ha sido para vosotros un padre. Pero vosotros habéis sido rebeldes, y le habéis traicionado. Habéis sido tercos y tontos, y no merecéis ser sus hijos. ¡Habéis sido malvados y perversos!


Un día se reunieron las tribus del pueblo y sus jefes y surgió un rey en Israel».


¡Desde el día mismo en que os conocí, habéis sido siempre tercos y rebeldes!


Gedeón le respondió: —Perdón, señor, pero si Dios está con nosotros, ¿por qué nos pasa todo esto? ¿Por qué no hace milagros como cuando nos libró de Egipto? Nuestros antepasados nos han contado las maravillas que Dios hizo entonces; pero ahora nos ha abandonado, nos ha dejado caer en manos de los madianitas.


y perdóname si he cometido alguna falta. Tú luchas en la defensa de Dios y estoy segura de que Dios hará que tus descendientes reinen en Israel y que en toda tu vida no te suceda mal alguno.


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