Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Números 14:6 - Biblia Lenguaje Básico

6 Josué y Caleb, que eran dos de los que habían ido a explorar el país, se rasgaron la ropa

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos,

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Dos de los hombres que exploraron la tierra, Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, se rasgaron la ropa

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefoné, que habían formado parte de los espías, rasgaron sus ropas.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y Josué ben Nun, y Caleb ben Jefone, que eran de los que habían explorado la tierra, rasgaron sus vestidos,

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Pero, Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Yefoné, que estaban entre los que habían explorado el país, rasgaron sus vestidos,

Gade chapit la Kopi




Números 14:6
22 Referans Kwoze  

Cuando Rubén regresó y vio que José ya no estaba en el pozo, rasgó su ropa en señal de tristeza;


Allí mismo Jacob rasgó su ropa en señal de tristeza, se vistió de luto y, durante mucho tiempo, lloró por la muerte de su hijo.


Cuando los hermanos de José vieron esto, se llenaron de miedo y rasgaron sus ropas en señal de dolor; luego volvieron a cargar los sacos en sus burros y regresaron a la ciudad.


Luego David dijo a Joab y a todos los que estaban con él: —Rasgad la ropa que lleváis puesta, vestíos con ropas ásperas y llorad por Abner. Abner fue enterrado en Hebrón. El día que lo enterraron, el propio rey David iba detrás del féretro. El rey y toda la gente lloraban desconsoladamente ante la tumba de Abner. Y el rey entonó esta lamentación: «¿Por qué ha tenido Abner que morir de forma tan absurda? Si no tenías las manos atadas ni los pies encadenados, ¿por qué tuviste que morir asesinado?». La gente no dejaba de llorar por Abner,


Después Eliaquín, Sebná y Joaj rasgaron su ropa en señal de angustia, y fueron a contarle al rey Ezequías lo que había dicho el oficial asirio.


En cuanto Job oyó esto, se puso de pie y rasgó su ropa en señal de dolor; luego se rasuró la cabeza y se inclinó hasta el suelo en actitud de adoración,


La gente comenzó a murmurar, pero Caleb les ordenó callarse y les dijo en presencia de Moisés: —¡Vamos a conquistar ese territorio! ¡Podemos hacerlo!


Caleb, hijo de Jefuné, de la tribu de Judá;


Oseas, hijo de Nun, de la tribu de Efraín;


Solo Caleb, mi siervo, que no fue como los demás, sino que creyó en mi promesa, entrará junto con sus hijos en la tierra prometida. Y como ahora los amalecitas y los cananeos viven en el valle, dad media vuelta y mañana mismo id al mar de los Juncos a través del desierto.


Solo Josué y Caleb entrarán en la tierra que juré solemnemente daros. Nadie más entrará.


Solamente Josué y Caleb quedaron con vida.


Entonces Moisés y Aarón se postraron en tierra delante de los israelitas.


y dijeron a todos los israelitas: —El territorio que hemos visto es muy bueno;


Al escuchar esto, el jefe de los sacerdotes rasgó sus ropas para mostrar su enfado, y dijo: —¡Ha insultado a Dios! Ya no necesitamos más pruebas. Dice que él es Dios. ¿Qué os parece? —¡Que muera! —contestaron todos.


Al escuchar esto, el jefe de los sacerdotes rasgó sus ropas para mostrar su indignación, y dijo: —Ya no necesitamos más pruebas.


Cuando Bernabé y Pablo se dieron cuenta de lo que pasaba, se rasgaron la ropa para mostrar su rechazo, se pusieron en medio de todos y gritaron:


Cierto día, estando los israelitas en Guilgal, algunos de la tribu de Judá vinieron a ver a Josué. Entre ellos estaba Caleb, hijo de Jefuné el queniceo. Caleb le recordó a Josué: —Tú sabes lo que nuestro Dios dijo a Moisés en Cadés Barnea acerca de nosotros dos.


Josué y los jefes de los israelitas se acercaron al Arca de Dios, rasgaron su ropa y se echaron ceniza sobre la cabeza para mostrar su gran tristeza. Luego se inclinaron hasta tocar el suelo con su frente, y así permanecieron hasta que anocheció.


así que se llenó de tristeza al verla, y rasgó sus ropas como señal de su desesperación. Le dijo: —¡Ay, hija mía! ¡Qué tristeza me da verte! Y eres tú quien me causa este gran dolor, porque hice una promesa a Dios y tengo que cumplirla.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite