3 ¿Para qué nos ha traído Dios a este territorio? ¿Solo para que nos maten a todos y se lleven como esclavos a nuestras mujeres e hijos? ¡Mejor regresemos a Egipto!
3 ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?
3 ¿Por qué el Señor nos está llevando a esta tierra solo para que muramos en batalla? ¡A nuestras esposas y a nuestros hijos se llevarán como botín! ¿No sería mejor volvernos a Egipto?».
3 ¿Por qué Yavé nos lleva a esa tierra? ¿Para que allí nos maten a espada y para que nuestras mujeres y nuestros niños sean esclavos? ¿No sería mejor para nosotros volver a Egipto?'
3 ¿Para qué nos trae YHVH a esta tierra, para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros pequeños sirvan de presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?
3 ¿Por qué Yahveh nos quiere llevar a esa tierra, para que caigamos a espada, y que nuestras mujeres y nuestros pequeños formen parte del botín? ¿No sería mejor para nosotros volver a Egipto?'.
Se olvidaron de los milagros que tú hiciste en su favor. Fueron desobedientes y nombraron a un jefe para que los llevara a Egipto, de vuelta a la esclavitud. Luego hicieron un toro de metal y dijeron que ese era su dios, el dios que los sacó de Egipto. Pero tú no los abandonaste, pues eres tierno y compasivo, y siempre estás dispuesto a perdonar. No te enfadas con facilidad, y es tanto tu amor que en ti se puede confiar.
Les decían: —Nos habéis traído a este desierto para matarnos de hambre. Hubiera sido mejor que Dios nos quitara la vida en Egipto. Allí, por lo menos, teníamos ollas llenas de carne y podíamos sentarnos a comer hasta quedar satisfechos.
les dijeron: —¡Que Dios mire lo que habéis hecho y os castigue! Porque ahora el faraón y su gente nos odian más que antes. ¡Vosotros les habéis dado un pretexto para que nos maten!
Nadie confía en nadie, ni siquiera en su propio hermano, porque nadie dice la verdad. Todos desconfían de todos, porque entre hermanos se engañan y hasta entre amigos se mienten. ¡Están acostumbrados a mentir, y no se cansan de pecar! Es un pueblo que se niega a reconocerme como su Dios. Soy yo, Dios, quien lo asegura.
Voy a darles carne todo un mes, hasta que se cansen de comerla, ¡hasta que les dé asco y les salga por las narices! Ese será vuestro castigo por haberme rechazado y no reconocer mi presencia entre vosotros. Eso os pasará por haberos quejado y por decir: «¡Era mejor habernos quedado en Egipto!».
Bastante daño nos has hecho con sacarnos de un país como Egipto en donde siempre había abundancia de alimentos. Tú prometiste llevarnos a un territorio con muchos campos y muchas viñas, a una tierra que mana leche y miel. ¡Pero solo nos trajiste a morir a un desierto donde no hay nada bueno! ¿Y pretendes que te sigamos a ciegas? Pues no será así. ¡No iremos!
y comenzó a protestar contra Dios. Le decían a Moisés: —¿Para qué nos sacaste de Egipto? ¿Solo para que muramos en el desierto? ¡No tenemos pan ni agua, y ya estamos cansados de esa comida tan miserable!
Quienes sí entrarán en la tierra prometida serán vuestros niños, que aún no saben distinguir entre el bien y el mal, y de quienes decíais que acabarían siendo botín de guerra para vuestros enemigos; ellos sí entrarán en la tierra y serán sus dueños porque Dios se la ha entregado.