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Números 13:29 - Biblia Lenguaje Básico

29 En el desierto viven los amalecitas; en las montañas viven los hititas, los jebuseos y los amorreos; en cuanto a la costa marítima y a la ribera del Jordán, están ocupadas por los cananeos.

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Biblia Reina Valera 1960

29 Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 Los amalecitas viven en el Neguev y los hititas, los jebuseos y los amorreos viven en la zona montañosa. Los cananeos viven a lo largo de la costa del mar Mediterráneo y a lo largo del valle del Jordán».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Los amalecitas viven en el Negueb; los hititas, jebuseos y amorreos viven en la montaña; los cananeos están instalados en la costa del mar y en las riberas del Jordán'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 Los amalecitas habitan en la tierra del Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en la serranía, y el cananeo habita a lo largo del Mar Grande y en la ribera del Jordán.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Los amalecitas ocupan la región del Negueb; los hititas, los jebuseos y los amorreos habitan en la montaña, los cananeos moran junto al mar y en la ribera del Jordán'.

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Números 13:29
27 Referans Kwoze  

Después de eso regresaron a Cadés, y conquistaron todo el territorio de los amalecitas y también el de los amorreos que vivían en la región de Jasasón Tamar.


Como viste que te era fiel, no dudaste en prometerle que harías de sus descendientes los dueños de un gran territorio. Ese territorio lo ocupaban los cananeos y los hititas, los amorreos y los fereceos, los jebuseos y los guirgaseos. ¡Y tú cumpliste la promesa! ¡En ti se puede confiar!


Diles que les prometo librarlos de su esclavitud, sacarlos de Egipto y llevarlos a Canaán, país donde viven pueblos que no me conocen. ¡Es un país tan fértil que mana leche y miel, en el que siempre hay abundancia de alimentos!


Por eso he venido a librarlos del poder egipcio. Los voy a llevar a una región muy grande y fértil que mana leche y miel. Es Canaán, país donde viven pueblos que no me conocen.


A Oseas, hijo de Nun, le cambió el nombre y le puso Josué. Cuando los envió a explorar el territorio de Canaán, Moisés les dijo: —Id por el desierto hasta llegar a la zona montañosa.


La gente comenzó a murmurar, pero Caleb les ordenó callarse y les dijo en presencia de Moisés: —¡Vamos a conquistar ese territorio! ¡Podemos hacerlo!


Os habéis apartado de Dios, y por eso él os ha abandonado. Si vais a ese territorio, sus habitantes —los amalecitas y los cananeos— os saldrán al encuentro y os matarán.


Entonces los habitantes del país bajaron del monte y lucharon contra los israelitas. Los derrotaron por completo y los persiguieron hasta Jormá.


Dicho esto, Balaán dirigió su mirada hacia donde estaba el pueblo de Amalec y entonó esta canción: «Amalec es nación poderosa, más poderosa que todas. Pero pronto será destruida».


Moisés continuó diciendo: —Vuestro Dios os hará entrar en la tierra que os va a dar. Arrojará de allí a siete naciones más grandes y poderosas que vosotros: los hititas, los guirgaseos, los amorreos, los cananeos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos.


Estos cinco reyes se juntaron, rodearon la ciudad de Gabaón y la atacaron.


Entonces los gabaonitas enviaron mensajes a Josué, que estaba en el campamento de Guilgal, y le dijeron: —¡Acudid enseguida a ayudarnos! Los reyes amorreos que habitan en la montaña se han unido y nos están atacando. ¡No nos abandonéis! ¡Salvadnos!


—Dios nos ha prometido que, a medida que avancemos, él irá desalojando a todos los habitantes de Canaán.


La noticia de que Dios había secado las aguas del Jordán llegó hasta los reyes de los amorreos que habitaban al oeste del Jordán, y hasta los reyes de los cananeos que ocupaban la región costera. Cuando se enteraron de que todo el pueblo de Israel había cruzado el río a pie, les entró mucho miedo y no querían enfrentarse a él.


Los reyes de los pueblos de Canaán se enteraron de que los israelitas habían derrotado a sus enemigos.


Cada vez que los israelitas tenían algo sembrado, venían los madianitas, los amalecitas y la gente del este, y los atacaban;


En todo ese tiempo, David y sus hombres salían con frecuencia a atacar a los pueblos de la región, desde Telaím hasta Egipto, pasando por el desierto de Sur. Cuando David atacaba a los pueblos de Guesur, Guézer y Amalec, se llevaba ovejas, vacas, burros, camellos y ropa. Mataba a hombres y mujeres y no dejaba vivo a nadie para que nadie se enterara en Gat de todo lo que hacía. Cuando regresaba, si Aquís le preguntaba: —¿A quién has atacado hoy? Unas veces David le contestaba: —A mis compatriotas que viven al sur de Judá. Otras veces le decía: —He atacado a los que habitan al Sur de Jerajmel. Y otras veces le respondía: —He atacado a los que residen al sur de los quenitas.


Al cabo de tres días David y sus hombres llegaron a Siclag y descubrieron que los amalecitas habían hecho una incursión por el desierto del sur y habían atacado a Siclag incendiándola. No habían matado a nadie, pero se habían llevado como esclavos a mujeres, ancianos y niños. Entre las mujeres, se habían llevado a Ajinoán y a Abigail, las esposas de David. Al ver esto, David y sus hombres se echaron a llorar desconsoladamente y así estuvieron hasta que ya no tuvieron más fuerzas.


Por el contrario, los israelitas recuperaron las ciudades y territorios que los filisteos les habían quitado, desde Ecrón hasta Gat. Fue también un período de paz entre los israelitas y los habitantes de Canaán.


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