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Números 11:25 - Biblia Lenguaje Básico

25 Dios bajó en la nube y habló con Moisés; luego hizo lo que había prometido: puso en aquellos setenta hombres respetables parte del espíritu que había en Moisés, y ellos empezaron a comunicar mensajes de parte de Dios. Esto sucedió una sola vez.

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Biblia Reina Valera 1960

25 Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Después el Señor descendió en la nube y le habló a Moisés. Entonces les dio a los setenta ancianos del mismo Espíritu que estaba sobre Moisés; y cuando el Espíritu se posó sobre ellos, los ancianos profetizaron; pero esto nunca volvió a suceder.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Entonces Yavé bajó en la nube y habló, luego tomó del espíritu que estaba en Moisés y lo puso en los setenta hombres ancianos. Cuando el espíritu se posó sobre ellos, se pusieron a profetizar, pero después no lo hicieron más.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 YHVH descendió en la nube y le habló. Luego tomó del Espíritu que había sobre él y lo puso sobre los setenta ancianos, y en cuanto el Espíritu descansó sobre ellos profetizaron, pero después no continuaron.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Yahveh descendió en la nube y le habló; tomó del espíritu que había en él y lo puso sobre los setenta ancianos. Tan pronto como el espíritu se posó en ellos, comenzaron a profetizar, pero sólo lo hicieron aquella vez.

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Números 11:25
28 Referans Kwoze  

Cuando los profetas de la ciudad de Jericó vieron a Eliseo al otro lado del río, exclamaron: —Ahora Eliseo es el sucesor de Elías. Entonces fueron a su encuentro, se inclinaron delante de él en señal de respeto,


Fuiste bueno con ellos y con tu espíritu de bondad les procuraste instrucción. No dejaste de enviarles el maná para comer ni el agua para calmar su sed.


les habló desde una nube, y ellos cumplieron fielmente los mandatos y leyes que les dio.


Yo te ruego que los perdones. Pero si no los perdonas, bórrame a mí también del libro donde nos tienes inscritos.


Dios bajó en una nube y permaneció junto a Moisés mientras este invocaba el nombre de Dios.


En toda la travesía del desierto, los israelitas pudieron ver cómo durante el día la nube de Dios descansaba sobre la Morada, y cómo durante las noches resplandecía como un fuego a la vista de todos los israelitas.


Entonces ellos se acordaron de lo que Dios había hecho en los tiempos pasados; se acordaron de cómo Moisés había liberado a su pueblo, y por eso se preguntaban: «¿Dónde está ahora el Dios que sacó a los israelitas del mar junto con su jefe Moisés? ¿Dónde el que puso en Moisés su santo espíritu?


Pude ver también que los setenta jefes de los israelitas estaban adorando a esos ídolos. Entre los jefes estaba Jazanías, hijo de Safán. El olor a incienso era muy fuerte, pues cada uno de los jefes tenía un incensario en la mano.


Yo bajaré entonces y te hablaré. Pondré en esos hombres una parte del espíritu que está en ti, para que te ayuden a dirigir al pueblo; así no tendrás que hacerlo todo tú solo.


Dios bajó en la columna de nube y se detuvo a la entrada de la Tienda del encuentro; llamó entonces a Aarón y a María, y cuando ellos se acercaron


Entonces Moisés, junto con los jefes del pueblo, fue adonde estaban Datán y Abirán y dijo a todo el pueblo:


Y cuando vio a todo el pueblo de Israel en sus tiendas de campaña, el espíritu de Dios se apoderó de él,


Entonces Dios dijo a Moisés: —Llama a Josué, que es un hombre valiente y me obedece; llévalo ante el sacerdote Eleazar y ante todo el pueblo y, en presencia de ellos, pon tus manos sobre su cabeza. Así le pasarás tu autoridad para que le obedezca todo el pueblo de Israel.


Uno de ellos, llamado Agabo, movido por del Espíritu Santo, anunció que mucha gente en el mundo iba a sufrir un hambre insoportable. Y esto, de hecho, ocurrió cuando gobernaba en Roma el emperador Claudio.


La persona que hable de parte de Dios deberá decidir cuándo hablar y cuándo callar.


Dios nunca cambia. Fue Dios quien creó la luz y es quien nos da todo lo bueno y todo lo perfecto.


Ningún profeta habló por su propia cuenta; al contrario, todos ellos hablaron de parte de Dios y fueron guiados por el Espíritu Santo.


El espíritu de Dios actuó sobre Otoniel, y este guio a los israelitas en su lucha contra Cusán Risatáin al que derrotó con la ayuda de Dios.


Cuando Saúl y su criado llegaron a Guibeá, se encontraron con el grupo de profetas. Entonces el espíritu de Dios vino sobre Saúl, y Saúl comenzó a profetizar junto con ellos.


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