Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Números 11:12 - Biblia Lenguaje Básico

12 ¡Yo no soy su padre ni su madre! ¡No tengo por qué cargar con ellos como si fuera una madre con un bebé de pecho y llevarlos al territorio que tú les vas a dar!

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 ¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres?

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

12 ¿Acaso yo los engendré? ¿Los traje yo al mundo? ¿Por qué me dijiste que los llevara en mis brazos como una madre a un bebé de pecho? ¿Cómo puedo llevarlos a la tierra que juraste dar a sus antepasados?

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

12 ¿Soy yo acaso quien lo dio a luz para que me digas: Llévalo en tu seno, como la nodriza lleva a su bebé, al país que prometiste bajo juramento a nuestros padres?

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

12 ¿Acaso concebí yo a todo este pueblo o lo engendré, para que me digas: Cárgalo en tu pecho, como una nodriza lleva al que mama, a la tierra que prometiste con juramento a sus padres?

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 ¿Acaso he sido yo quien ha concebido a todo este pueblo? ¿Soy yo quien lo ha dado a luz, para que me digas: 'Llévalo en tu regazo', como lleva la nodriza al niño de pecho, hasta el país que juraste dar a sus padres?

Gade chapit la Kopi




Números 11:12
20 Referans Kwoze  

Voy a darte toda la tierra que alcances a ver. Para siempre será tuya y de tus descendientes.


Cuando el Dios del cielo me pidió que dejara la casa de mi padre y mi país, me prometió bajo juramento que esta tierra se la daría a mis descendientes. Así que él enviará delante de ti a su ángel, para que encuentres allí una mujer para mi hijo.


Algún tiempo después, José dijo a sus hermanos: —Ya me falta poco para morir. Pero podéis estar seguros de que Dios vendrá a ayudaros y os hará volver a la tierra que, bajo juramento, prometió darles a Abrahán, a Isaac y a Jacob. Tenéis que jurarme que cuando esto ocurra os llevaréis de aquí mis restos.


Ajab tenía setenta hijos que vivían en Samaría. Por eso Jehú mandó cartas a los gobernantes de la ciudad, a los líderes del pueblo y a los tutores de los hijos de Ajab. En las cartas les decía:


Entonces le respondieron: —Nosotros te serviremos a ti, y haremos lo que nos ordenes; pero de ninguna manera nombraremos un rey. Haz lo que te parezca mejor.


Cuando Dios os haya entregado el territorio de Canaán, que es el país que prometió a vuestros antepasados,


Dios dijo a Moisés: —Márchate de aquí con el pueblo que sacaste de Egipto y dirígete a la tierra que prometí dar a Abrahán, Isaac y Jacob diciéndoles: «Se la daré a vuestros descendientes».


Yo os llevaré a la tierra que prometí bajo juramento dar a Abrahán, Isaac y Jacob, una tierra que de ahora en adelante será vuestra. Porque yo soy vuestro Dios.


Viene cuidando a su pueblo, como cuida un pastor a su rebaño: lleva en brazos a los corderos y guía con cuidado a las ovejas que acaban de tener su cría».


Pero Dios respondió: «Jerusalén, ¿acaso puede una madre olvidar o dejar de amar a su hijo? Y aunque ella lo olvidara, yo no me olvidaré de ti.


Sus reyes serán tus tutores, sus princesas harán de niñeras. Se arrodillarán ante ti y te servirán; y tendrás que reconocer que yo soy Dios y no defraudo a los que confían en mí.


Les enviaré de nuevo a David, mi fiel siervo, para que los cuide.


Yo soy el buen pastor. El buen pastor está dispuesto a morir por sus ovejas.


Podréis tener diez mil maestros que os instruyan acerca de Cristo, pero padres no tenéis muchos. El único padre que tenéis soy yo, pues cuando os anuncié la buena noticia de Jesucristo, llegasteis a ser mis hijos.


Yo os quiero como a hijos, pero mientras no lleguéis a ser como Cristo, me haréis sufrir mucho, tanto como sufre una madre con dolores de parto.


Él nos ha traído hasta aquí, como si nos llevara en brazos, y hasta ahora nada nos ha pasado. Ha sido un padre para nosotros».


Y, aunque como apóstoles de Cristo, pudimos haberos exigido que nos ayudaseis, nunca lo hicimos. Al contrario, cuando estuvimos con vosotros, os tratamos con mucho cariño y ternura, como una madre que cuida de sus propios hijos.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite