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Números 11:10 - Biblia Lenguaje Básico

10 Moisés se dio cuenta de que todos los israelitas lloraban a la entrada de sus tiendas, y se molestó porque sabía que esto haría enfadar mucho a Dios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Y oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda; y la ira de Jehová se encendió en gran manera; también le pareció mal a Moisés.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Entonces Moisés escuchó los lloriqueos de las familias a la entrada de sus carpas y el Señor se enfureció. Moisés también estaba muy molesto,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Moisés oyó que el pueblo lloraba, cada familia a la entrada de su tienda, mientras ardía la cólera de Yavé. Moisés se afectó mucho por eso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y oyó Moisés al pueblo, cómo familias enteras lloraban, cada cual a la entrada de su tienda. Y la ira de YHVH se encendió grandemente, y también fue desagradable ante los ojos de Moisés.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Oyó Moisés cómo el pueblo lloraba, familia por familia, cada uno a la entrada de su tienda. Y se encendió en gran manera la cólera de Yahveh. A Moisés le desagradó esto en gran manera

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Números 11:10
19 Referans Kwoze  

Dentro de sus tiendas hablaron mal de su Dios y no quisieron obedecerlo.


Dios mío, ¿acaso no debo odiar a los que te odian y aborrecer a los que te rechazan?


Cuando Dios oyó lo que decían, se encendió su ira contra ellos,


Por eso Dios se enfureció con vosotros, a pesar de que sois su pueblo, y levantó su mano poderosa para castigaros. Temblaron las montañas, y los cadáveres quedaron tirados como basura en las calles. Pero Dios seguía enfurecido, su mano está lista para seguir con el castigo.


Por vuestra propia culpa perderéis la tierra que yo os había dado. Seréis esclavos en un país que os es desconocido. ¡Es tan grande mi ira que parece un fuego que nunca se apaga!


Los israelitas siempre se quejaban amargamente ante Dios. Cuando Dios oyó sus quejas, se enfadó mucho y prendió un fuego que devoró uno de los lados del campamento.


Por eso Moisés, muy disgustado, preguntó a Dios: —Yo soy tu servidor. ¿Por qué me tratas mal y me obligas a soportar a este pueblo?


Cuando por la noche el rocío caía sobre el campo, también caía el maná.


Moisés era la persona más humilde del mundo.


Dicho esto, Dios se alejó de ellos porque estaba muy enojado.


El pueblo se alejó de Datán, Abirán y Coré, que estaban a la entrada de sus tiendas con sus mujeres y sus hijos, incluidos los más pequeños.


y comenzó a protestar contra Dios. Le decían a Moisés: —¿Para qué nos sacaste de Egipto? ¿Solo para que muramos en el desierto? ¡No tenemos pan ni agua, y ya estamos cansados de esa comida tan miserable!


Al ver Jesús lo que estaban haciendo sus discípulos, se enfadó con ellos y les dijo: —Dejad que los niños se acerquen a mí. No se lo impidáis; porque el reino de Dios es de los que son como ellos.


Jesús miró con indignación a los que lo rodeaban y, al ver lo tercos que eran, se puso muy triste. Entonces le dijo a aquel hombre: —Extiende la mano. El hombre extendió la mano y le quedó sana.


Tanto me habéis irritado que mi furia parece fuego; un fuego con el que destruiré los lugares más profundos, devoraré todos los productos de la tierra y abrasaré los cimientos de los montes.


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