2 Y ya se había apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres.
Pero si en ese lugar donde tu pueblo esté prisionero, se convierte a ti con toda sinceridad, atiéndelo. Si reconoce que ha pecado y actuado mal y te lo dice, escúchalo. Si tu pueblo ora a ti y te ruega, mirando hacia esta tierra que diste a sus antepasados, hacia esta ciudad y hacia este Templo que yo te he construido,
Así pues, reconoced ante el Dios de vuestros antepasados que sois culpables y haced lo que él quiere. Apartaos de todos aquellos extranjeros que adoran a otros dioses, y de las mujeres extranjeras con las que os habéis casado.
De la comida de la Pascua participaron los judíos que habían regresado de Babilonia, y también todos los que se habían quedado en Jerusalén, pero no se habían contaminado con las gentes del país. Todos juntos dieron culto al verdadero Dios de Israel.
Cuando todo esto finalizó, vinieron los dirigentes del pueblo y me dijeron: —Esdras, queremos informarte que nuestro pueblo, incluidos los sacerdotes y los levitas, no se ha mantenido apartado de la gente idólatra que habita este país. Todos ellos han seguido imitando las horribles costumbres de los pueblos que habitan en Canaán y Egipto.
¡Dios de Israel, tú eres justo! Tú permitiste que un grupo de nosotros haya podido quedar con vida, como ahora vemos. Reconocemos que somos culpables y que no tenemos derecho de acercarnos a ti.
Los judíos se han casado con mujeres de esos pueblos, así que el pueblo de Dios se ha mezclado con esa gente. Y los primeros en pecar de esta manera han sido los propios dirigentes y autoridades del pueblo.
Escúchame y atiende mi oración, pues soy tu servidor. Día y noche te he rogado por los israelitas, que también son tus servidores. Reconozco que todos hemos pecado contra ti. He pecado yo y también mis antepasados.
Todos los demás ciudadanos, incluidos los sacerdotes, los levitas, los vigilantes de las puertas, los cantores y los destinados al servicio del Templo prometieron obedecer todos los mandamientos de Dios. Todos estos se habían apartado de los extranjeros que vivían en esa región, para obedecer lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés. Lo mismo hicieron sus parientes y jefes, junto con sus mujeres, sus hijos e hijas y todos los que tenían uso de razón.
De esta manera los aparté de los extranjeros y de todo lo que tuviera que ver con ellos. Luego organicé los turnos de los sacerdotes y los levitas, cada uno en su tarea.
¡Has abandonado a tu pueblo Israel! El país está lleno de adivinos que han venido de Asiria y Babilonia. Israel practica la brujería, igual que sus vecinos, los filisteos. Israel hace negocios con gente extranjera.