1 Esto es lo que dice Nehemías, hijo de Jacalías. El rey Artajerjes llevaba reinando veinte años, era el mes de Quislev, y yo me encontraba en el palacio que el rey tenía en Susa.
1 Estas son las memorias de Nehemías, hijo de Hacalías. A fines del otoño, en el mes de quisleu, del año veinte del reinado del rey Artajerjes, me encontraba en la fortaleza de Susa.
Así que a los tres días estaban reunidos en Jerusalén todos los hombres de las tribus de Judá y de Benjamín. Era el día veinte del mes de Quislev cuando se encontraban todos sentados en la plaza del Templo de Dios. Todos temblaban preocupados por el asunto de que se trataba y por la fuerte lluvia que caía sobre ellos.
Esto que nos ha pasado hace que ahora nos comprometamos firmemente a obedecer a nuestro Dios. Este compromiso lo ponemos por escrito, sellado y firmado por nuestros jefes, los sacerdotes y los levitas.
El año veinte del reinado de Artajerjes fui nombrado gobernador de Judá y me mantuve en ese cargo hasta el año treinta y dos. Durante todo ese tiempo, es decir, durante doce años, ni yo ni mis familiares vivimos a expensas del rey, tal como me correspondía por el cargo.
Ese documento también fue publicado en Susa. Los mensajeros salieron rápidamente con el documento real, y la noticia dejó conmocionados a todos en la ciudad. Y, mientras, el rey se sentó a beber con Amán.
En el cuarto año del gobierno de Darío, rey de Persia, los habitantes de Betel preguntaron a los profetas y a los sacerdotes si debían seguir ayunando el quinto día de cada mes. Para eso enviaron al Templo del Dios todopoderoso a Sarezer, Réguem-Mélec y a su gente. Era el cuarto día del noveno mes, el mes de Quislev. Entonces el Dios todopoderoso me dijo: —Zacarías,