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Nahúm 2:10 - Biblia Lenguaje Básico

10 Los soldados enemigos gritan: «Tomemos el oro y la plata; ¡son tantas las riquezas de Nínive que parecen no tener fin!».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Vacía, agotada y desolada está, y el corazón desfallecido; temblor de rodillas, dolor en las entrañas, rostros demudados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Pronto la ciudad es saqueada; queda vacía y en ruinas. Los corazones se derriten y tiemblan las rodillas. La gente queda horrorizada, con la cara pálida, temblando de miedo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Roben la plata y saqueen el oro, pues son innumerables los tesoros, verdaderos montones de objetos preciosos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 ¡Desolación, devastación y destrucción! Desfallece el corazón y se aflojan las rodillas, Los lomos se estremecen y todo rostro palidece.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 ¡Saquead la plata! ¡Saquead el oro! Hay un tesoro inagotable, una masa inmensa de objetos preciosos.

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Nahúm 2:10
24 Referans Kwoze  

la tierra no tenía forma, ni había en ella nada que tuviera vida. Las aguas estaban cubiertas por una gran oscuridad, pero sobre la superficie del agua se movía el espíritu de Dios.


Parecen leones feroces, que se lanzan contra mí con ganas de despedazarme.


Cuando veo lo que Dios hace con Babilonia, me tiembla todo el cuerpo; me causa un terrible dolor, como el que siente una mujer cuando va a tener un hijo. La angustia no me deja oír, el miedo no me deja ver.


¡Dios va a convertir el país en un desierto! ¡Todos sus habitantes se dispersarán!


¿Por qué están pálidos los hombres? ¡Los veo retorcerse de dolor, como si fueran a tener un hijo! ¡Preguntad a ver si es posible que los hombres den a luz!


Acerca de Damasco, Dios dice esto: Las ciudades de Jamat y Arpad ya recibieron la mala noticia y no hay nada que las consuele; están inquietas y agitadas como las olas del mar.


Después orarás así a nuestro Dios: «Tú has prometido que vas a destruir este lugar. Has dicho que vas a dejarlo hecho un desierto y que no volverá a vivir en él ninguna persona ni ningún animal».


Veo sufrir a mi pueblo, dice Jeremías, y eso me hace sufrir a mí, me entristece y me asusta.


—Ezequiel, hombre mortal, vuelve la mirada hacia Jerusalén, dirige tu palabra en dirección al Templo y habla así contra la tierra de Israel: Esto dice Dios: Voy a tomar la espada y, desde el norte hasta el sur, mataré por igual a justos y a pecadores.


Yo, que soy el Dios de Israel, te digo también lo siguiente: El día que mueras y caigas hasta el fondo de la tumba, haré que el mar profundo se quede seco y que tanto los ríos como las corrientes subterráneas dejen de correr. ¡Todos los árboles del campo, y hasta los montes del Líbano se marchitarán de tristeza! Cuando llegue ese día, será tan fuerte tu caída que, al oír el ruido, las naciones temblarán de miedo. Allí, en lo más profundo de la tierra, los árboles de mi jardín lanzarán un suspiro de alivio, lo mismo que los árboles más bellos de los bosques del Líbano.


se puso blanco y comenzó a temblar de miedo.


Ante ellos tiemblan los pueblos y todos palidecen de miedo.


Habitantes de Nínive, habéis atacado a mi pueblo y habéis dejado a Israel como a una viña totalmente destrozada; pero ahora Dios va a restaurarlo y a devolverle su grandeza. ¡Prepárate, Nínive, tu destructor ya está en camino! Reúne a tu ejército. Pon guardias en tus murallas. Vigila el camino. Disponte a luchar.


Todos los que te vean se alejarán de ti diciendo: «¡Nínive está destruida! ¿Habrá alguien que la consuele? ¿Habrá quién le tenga compasión?». Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.


Yo he destruido naciones y he derribado sus torres; ya no hay nadie que camine por sus calles solitarias; sus ciudades están desiertas, pues no queda un solo habitante.


Cuando lo supimos, nos dio mucho miedo y nos desanimamos. Reconocemos que vuestro Dios reina en el cielo y también aquí en la tierra.


dando muerte a unos treinta y seis guerreros y haciendo huir a los demás hasta unas canteras. Eso hizo que los israelitas se acobardaran y se llenaran de miedo.


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