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Nahúm 1:6 - Biblia Lenguaje Básico

6 Cuando nuestro Dios se irrita, las piedras se convierten en polvo, como si el fuego las fundiera; cuando nuestro Dios se enfurece, nadie puede mantenerse firme.

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Biblia Reina Valera 1960

6 ¿Quién permanecerá delante de su ira?, ¿y quién quedará en pie en el ardor de su enojo? Su ira se derrama como fuego, y por él se hienden las peñas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 ¿Quién podrá quedar en pie ante su ira feroz? ¿Quién podrá sobrevivir ante su furia abrasadora? Su furor arde como el fuego, y ante él las montañas se desmenuzan.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 ¿Quién podrá resistir ante su enojo? ¿Quién podrá soportar el ardor de su cólera? Su furor se extiende como el fuego, y las rocas se quiebran ante él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 z Delante de su indignación ¿Quién podrá estar en pie? ¿Quién podrá resistir el ardor de su ira? j Su enojo se vierte como el fuego, Y ante Él se desmenuzan las peñas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Zain. ¿Quién resistirá ante su cólera? ¿Quién soportará el ardor de su ira? Het. Su furor se propaga como el fuego, ante Él las rocas se hienden.

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Nahúm 1:6
31 Referans Kwoze  

Entonces Dios le dijo: —Sal de la cueva y permanece en pie delante de mí, en la montaña. En aquel momento Dios pasó por allí y, al pasar, sopló un viento muy fuerte que estremeció la montaña, y las piedras se hicieron pedazos. Pero Dios no estaba en el viento. Después del viento vino un terremoto. Pero Dios no estaba en el terremoto.


Reprende a las columnas que sostienen el cielo, y las hace temblar de miedo.


No controles tu enfado y humilla a los orgullosos;


Cuando Dios se enfurece, cambia de lugar las montañas sin que nadie se dé cuenta;


Si tomaras en cuenta todos nuestros pecados, nadie podría presentarse ante ti.


así evitaréis que se enfade, pues fácilmente se enfurece y podría quitaros la vida. ¡Felices los que en él confían!


El temor que inspiras es terrible. Cuando tu furia se desata, no hay quien pueda hacerte frente.


La fuerza de tu furia nadie ha llegado a conocerla. ¡Es tan grande tu ira como el respeto que nos inspiras!


Por eso el Dios todopoderoso mandará una enfermedad; una fiebre alta dejará sin fuerzas a ese rey y a todo su ejército.


Ha cesado mi ira contra ella —dice Dios— y si aún hay en ella espinos y maleza, yo los arrancaré y haré que ardan en la hoguera.


En Jerusalén los pecadores se llenan de miedo, los malvados tiemblan y dicen: «No podremos sobrevivir al fuego destructor de Dios; es un fuego que no se apaga y no quedaremos con vida».


Dios llegará en medio del fuego; sus carros son como un torbellino. Descargará sobre los enemigos su furor, su castigo será como fuego ardiente.


Pero tú, nuestro Dios, eres el Dios verdadero; ¡Tú nos das vida y reinas por siempre! Cuando te enfadas, tiembla la tierra; ¡no hay nación que resista tu furia!


Borró Dios nuestro poder cuando se enfadó con nosotros. Nos enfrentamos al enemigo, pero Dios nos retiró su ayuda. ¡Todo Israel arde en llamas! ¡Todo lo destruye el fuego!


Rompió en mil pedazos la ciudad de Jerusalén y acabó con todas las cosas valiosas. Como si fuera nuestro enemigo, empleó su fuerza contra nosotros; su ira fue como un fuego que nos destruyó por completo.


El furor de Dios fue tan grande que ya no pudo contenerse; le prendió fuego a Jerusalén y la destruyó por completo.


Ezequiel, yo enviaré fuego sobre Magog y sobre la gente que vive tranquila en los países más lejanos. Mostraré mi grandeza en medio de mi pueblo y no dejaré que mi nombre vuelva a ser deshonrado. Entonces todas las naciones reconocerán que yo soy el Dios de Israel.


No quedaré satisfecho hasta haber calmado mi ira contra vosotros. Voy a pediros cuentas. Voy a castigaros y hacer que sufráis las consecuencias de vuestras odiosas acciones. Así tendréis que reconocer que soy yo, el Dios de Israel, quien os castiga.


Nuestro Dios pide que le seamos fieles. Cuando se enoja, toma venganza de sus enemigos y de sus contrarios.


antes de que llegue el día en que él os arrastre como paja; antes de que os alcance y caiga sobre vosotros toda la furia de nuestro Dios.


Entonces oí una fuerte voz que salía del Templo y que ordenaba a los siete ángeles: —Id y vaciad sobre la tierra las siete copas que representan la ira de Dios.


El cuarto ángel vació su copa sobre el sol, que tuvo el poder de abrasar con su fuego a la gente.


Porque ha llegado el día en que Dios y el Cordero nos castigarán y nadie podrá resistir el castigo.


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