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Miqueas 6:5 - Biblia Lenguaje Básico

5 Recuerda también, pueblo mío, que Balac, rey de Moab, tenía pensado hacerte daño, pero que Balaán hijo de Beor te bendijo en mi nombre. No olvides tampoco lo que ocurrió cuando pasaste de Sitín a Guilgal; reconoce que yo fui quien te salvó.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Pueblo mío, acuérdate ahora qué aconsejó Balac rey de Moab, y qué le respondió Balaam hijo de Beor, desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas las justicias de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 ¿No te acuerdas, pueblo mío, cómo el rey Balac de Moab intentó que te maldijeran y cómo, en lugar de eso, Balaam hijo de Beor te bendijo? Recuerda tu viaje de la arboleda de Acacias a Gilgal, cuando yo, el Señor, hice todo lo posible para enseñarte acerca de mi fidelidad».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Acuérdate, pueblo mío, de lo que pensaba hacer contigo Balac, rey de Moab, y de lo que le respondió Balaam, hijo de Beor. Te hizo pasar desde Sitim hasta Guilgal, para que así conozcas a Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Recuerda, pueblo mío, lo que tramaba Balac, rey de Moab, Y qué le respondió Balaam hijo de Beor. Desde Sitim hasta Gilgal recuerda,° Para que puedas reconocer los hechos misericordiosos de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Recuerda, pueblo mío, lo que había tramado Balac, rey de Moab, lo que le respondió Balaán, hijo de Beor, y lo que sucedió desde Sitín hasta Guilgal, para que reconozcas las hazañas de Yahveh'.

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Miqueas 6:5
37 Referans Kwoze  

Dios es compasivo y bondadoso, y hace que sus maravillas sean siempre recordadas.


Dios mío, por amor a ti mismo y porque eres justo, dame vida, sácame de la angustia.


Solo en ti se encuentra la fuente de la vida, y solo en tu presencia podemos ver la luz.


A los habitantes de Jerusalén que vuelvan a obedecerme los libraré con mi gran poder.


Al día siguiente el rey Balac llevó a Balaán a Bamot-Baal desde donde se podía ver parte del campamento de los israelitas.


Balac le volvió a decir: —Ven. Te voy a llevar a otro lugar. A lo mejor desde allí Dios te permite maldecir a los israelitas.


Cuando estaban acampados en Sitín, los israelitas tuvieron relaciones sexuales prohibidas con las mujeres moabitas.


Ellas los invitaron a participar en el culto a sus dioses adorándolos y asistiendo a los banquetes celebrados en su honor.


Precisamente ellas, siguiendo los malos consejos de Balaán, hicieron que los israelitas desobedecieran a Dios y adoraran a Baal-Peor. ¡Por culpa de ellas, Dios castigó a los israelitas con una terrible enfermedad!


Entre los que murieron estaban cinco reyes madianitas: Eví, Requen, Zur, Jur y Rebá. También estaba Balaán hijo de Beor.


Los judíos os llaman «los no circuncidados», pues habéis nacido fuera del judaísmo y ellos a sí mismos se llaman «los circuncidados», pues llevan en su cuerpo esa marca hecha por manos humanas. Vosotros no sois judíos y debéis recordar que antes no teníais a Cristo ni erais parte del pueblo de Israel. Tampoco formabais parte del pacto ni de la promesa que Dios hizo con su pueblo. Vivíais en medio del mundo sin Dios y sin esperanza.


Y no comeréis esa carne con pan fermentado, sino que durante siete días comeréis pan sin levadura —el pan del sufrimiento— en recuerdo perpetuo del día en que tuvisteis que salir de Egipto a toda prisa.


Sin embargo, vuestro Dios os ama tanto que no hizo caso de Balaán. Al contrario, convirtió la maldición en una bendición para vosotros.


Más bien, debéis recordar que fue Dios quien os dio todo eso, y que lo hizo para cumplir la promesa que dio a vuestros antepasados.


No olvidéis todo lo que os ha ocurrido desde que salisteis de Egipto hasta llegar a este lugar atravesando el desierto. Durante cuarenta años Dios os ha hecho sufrir, para saber si sois sinceros y estáis dispuestos a obedecer sus mandatos.


Nunca olvidéis esto: Desde el día en que salisteis de Egipto, hasta el día de hoy, siempre habéis sido rebeldes a Dios. Cuando estabais en el desierto, y también en el monte Horeb, hicisteis que Dios se enfureciera con vosotros y a punto estuvo de aniquilaros.


Josué, hijo de Nun, envió a dos hombres para que exploraran el territorio de Canaán, y en particular la ciudad de Jericó. Los dos hombres salieron de Sitín y, cuando llegaron a Jericó, fueron a la casa de una prostituta llamada Rajab. Allí pasaron la noche.


Al día siguiente, muy de mañana, Josué y todos los israelitas levantaron el campamento de Sitín y avanzaron hasta el río Jordán. Acamparon allí, esperando el momento de cruzarlo.


El diez de Abib el pueblo cruzó a pie el Jordán y acampó cerca de la ciudad de Guilgal, al este de Jericó.


Andan perdidos, pues han abandonado el buen camino para seguir el ejemplo de Balaán, hijo de Beor, que quiso ganar dinero haciendo el mal.


Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos estar seguros de que él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad.


¡Ay de ellos! Se portan como Caín y por el afán de ganar dinero, cometen el mismo error que cometió Balaán y por su comportamiento morirán como murió Coré.


Sin embargo, hay algo que no me gusta de ti y es que no has rechazado a los que siguen la enseñanza de Balaán. Fue Balaán quien aconsejó a Balac que hiciera pecar a los israelitas y los animó a comer carne sacrificada a los falsos dioses.


¿Te crees más importante que Balac, el rey de los moabitas? Él nunca combatió contra los israelitas ni les hizo la guerra.


¡En todo rincón de la ciudad el pueblo celebra los triunfos de Dios, y las victorias de su pueblo Israel!


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