Es tiempo de que actúes, Dios mío, y pidas cuentas a esos malvados. ¿Por qué han de burlarse de ti? ¡Pídeles cuentas de su maldad, y bórralos de este mundo! ¿Por qué han de creer que no les pedirás cuentas? Tú conoces su maldad, tomas en cuenta su violencia, y un día les darás su merecido hasta hacerlos desaparecer. Porque en ti confían, Dios mío, no te olvides de los humildes, los huérfanos y desvalidos; tú eres quien los ayuda.