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Miqueas 5:4 - Biblia Lenguaje Básico

4-5 Cuando vengan los asirios para invadir nuestro país y quieran ocupar nuestros palacios, ese rey nos librará de ellos y nos hará vivir en paz. Valiéndose de sus jefes y capitanes, someterá a Asiria con la espada y nos librará de los asirios —habitantes de Nemrod— cuando estos intenten invadirnos.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y él estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová su Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Y él se levantará para dirigir a su rebaño con la fuerza del Señor y con la majestad del nombre del Señor su Dios. Entonces su pueblo vivirá allí tranquilo, porque él es exaltado con honores en todas partes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 El mismo será su paz. Cuando Asiria invada nuestra tierra y pise nuestro suelo, le opondremos siete pastores, ocho de nuestros jefes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Estará firme y apacentará con el poder de YHVH, Con la grandeza del nombre de YHVH su Dios, Y habitarán seguros, Porque entonces será engrandecido hasta los fines de la tierra,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Él será la paz. Asur invadirá nuestro país, pisará nuestro suelo; pero levantaremos contra él siete pastores y ocho príncipes del pueblo,

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Miqueas 5:4
37 Referans Kwoze  

Los pobres comerán y quedarán satisfechos; los que te buscan, Dios mío, te cantarán alabanzas. ¡Que todos viváis muchos años!


¡Bendito seas por siempre! Que tu grandeza llene toda la tierra ¡Amén, amén!


Que extienda el rey su dominio de mar a mar y de oriente a occidente.


Dios mío, tú eres nuestro rey. Has mostrado tu majestad, tu grandeza y tu poder. Has cimentado bien el mundo y jamás se moverá.


Nuestro Dios se acordó de su amor y su lealtad hacia Israel. ¡Los más lejanos lugares de la tierra han visto el triunfo de nuestro Dios!


Obedécelo y haz lo que él te diga, porque yo mismo le he dado autoridad para actuar en mi lugar; y no perdonará tu rebeldía.


Venid a mí y yo os salvaré, pueblos que habitáis en lugares lejanos, porque yo soy Dios y no hay otro.


Dios me formó desde antes que naciera para que fuera yo su siervo, y reuniera al pueblo de Israel. Yo valgo mucho a los ojos de Dios, en él está mi fuerza.


Dios muestra su poder a todas las naciones, y todas las regiones de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.


Mi siervo triunfará, alcanzará un puesto muy alto y recibirá los honores que merece.


Pues bien, yo enviaré contra Judá al rey de Asiria con todo su poder. Será como cuando el río Éufrates, lo inunda todo con sus aguas impetuosas que se desbordan por todos sus canales cubriendo todo lo que se pone en su camino.


Dios nuestro, cuida de este rebaño tuyo que vive solitario en el bosque en medio de fértiles campos; como lo hiciste en otro tiempo, alimenta a tus ovejas con los abundantes pastos que crecen en Basán y en Galaad.


Esto es lo que dice el Dios todopoderoso: Álzate, espada, contra mi pastor, contra aquel que me ayuda. Hiere al pastor y el rebaño se dispersará; incluso los más débiles serán golpeados.


Destruirá los carros de guerra y todas las armas de Israel; anunciará la paz en todas las naciones y dominará de mar a mar, desde el río Éufrates hasta el fin del mundo.


Vosotros lo veréis con vuestros propios ojos y diréis: «¡La grandeza de nuestro Dios sobrepasa nuestras fronteras!».


Por eso te llamaré Pedro, que quiere decir «piedra». Sobre esta piedra construiré mi Iglesia, y el poder de la muerte no podrá destruirla.


«Tú, Belén, no eres la menos importante entre las ciudades de Judá, pues de ti nacerá un príncipe, que guiará a mi pueblo Israel».


Cuando yo, el Hijo del hombre, regrese, vendré como un rey poderoso, rodeado de mis ángeles, y me sentaré en mi trono.


Este niño llegará a ser muy importante, y le llamarán «Hijo del Dios altísimo». Dios lo hará rey, como hizo con su antepasado David;


Pero si lo hago, fiaros de mis obras, aunque no queráis fiaros de mis palabras. Así, de una vez por todas, sabréis que mi Padre y yo somos uno solo.


Jesús le dijo: —No me detengas, pues todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero vete y diles a mis discípulos que voy a reunirme con él, que también es vuestro Padre. Él es mi Dios, y vuestro Dios.


Demos gracias al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo por las bendiciones espirituales que Cristo nos trajo del cielo.


Vosotros tenéis fe en Dios y por eso él os protege con su poder, para que podáis ser salvos tal y como lo tiene planeado para los últimos tiempos.


Yo, Judas, estoy al servicio de Jesucristo y soy hermano de Santiago. Escribo esta carta a todos los que Dios Padre ama, ha elegido y viven protegidos por Jesucristo.


El séptimo ángel tocó la trompeta y en el cielo se oyeron fuertes voces que decían: —Nuestro Dios y su Mesías ya gobiernan sobre todo el mundo y reinarán para siempre.


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