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Miqueas 4:13 - Biblia Lenguaje Básico

13 ¡Vamos, Jerusalén! ¡Levántate y hazlos pedazos! Yo te daré la fuerza de un toro para que destruyas a muchos pueblos; ¡tus cuernos serán como de hierro!, ¡tus pezuñas serán como de bronce! Les quitarás todas sus riquezas y me las entregarás a mí que soy el dueño de toda la tierra.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Levántate y trilla, hija de Sion, porque haré tu cuerno como de hierro, y tus uñas de bronce, y desmenuzarás a muchos pueblos; y consagrarás a Jehová su botín, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 «¡Levántate y aplasta a las naciones, oh Jerusalén! —dice el Señor—. Pues te daré cuernos de hierro y pezuñas de bronce, para que pisotees a muchas naciones hasta reducirlas a polvo. Presentarás al Señor las riquezas mal habidas de esas naciones, sus tesoros al Señor de toda la tierra».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 ¡Levántate, pues, y aplástalos con tus pies, hija de Sión, porque te pondré cuernos de hierro, y pezuñas de bronce para que tritures a muchos pueblos! Entonces consagrarás sus despojos a Yavé, y sus riquezas serán para el Señor del mundo entero.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 ¡Levántate y trilla, oh hija de Sión!, Porque haré tus cuernos como el hierro, Y tus cascos como el bronce, Para que desmenuces a muchos pueblos, Y consagres a YHVH sus despojos, Y sus riquezas al Señor de toda la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 ¡Levántate y trilla, hija de Sión! Yo te daré cuernos de hierro. Haré de bronce tus pezuñas, y triturarás pueblos numerosos. Consagrarás a Yahveh sus despojos, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.

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Miqueas 4:13
28 Referans Kwoze  

Salmo de David. Dios es dueño de toda la tierra y de todo lo que hay en ella; también es dueño del mundo y de todos sus habitantes.


Dios mío, demuéstranos tu poder, el poder con que nos has ayudado.


¡Que le paguen impuestos los reyes de Tarsis y los más lejanos países; que le traigan regalos los reyes de Arabia y Etiopía.


Es una nación surcada por ríos, tiene gente muy alta, de piel brillante. Es un pueblo fuerte y orgulloso al que todo el mundo teme. Pero llegará un día en que traerá ofrendas a Jerusalén, al monte de Sion donde se adora el nombre del Dios todopoderoso».


Así dice Isaías: «Pueblo mío, que tanto has sufrido, yo te he anunciado lo que me mostró el Dios todopoderoso, el Dios de Israel».


Pero no podrá almacenar ni guardar sus ganancias, sino que tendrá que entregárselas a los que adoran al Dios de Israel para que tengan alimentos en abundancia y puedan vestir lujosamente.


Ya han preparado sus arcos y han afilado sus flechas. Los cascos de sus caballos son duros como las piedras; las ruedas de sus carros avanzan con rapidez.


Tú —dice Dios— eres mi arma de guerra. Contigo destruyo naciones y reinos,


Y esto es lo que yo afirmo, yo que soy el todopoderoso Dios de Israel: Babilonia va a quedar tan aplastada como un campo donde se trilla; muy pronto le va a llegar la hora de su destrucción.


Sin embargo, en esos días el Dios del cielo enviará a un rey que reinará para siempre y al que nadie podrá vencer. Será él quien reinará para siempre destruyendo a los otros reinos.


Israel era como una novilla amaestrada a la que gustaba trillar el trigo en la era. Pero ahora yo voy a cargar el yugo sobre el cuello de Israel y lo obligaré a que are: Judá abrirá surcos, e Israel pasará el rastrillo.


Pero te enfureciste, recorriste la tierra y en tu ira aplastaste naciones.


Ese día convertiré a los jefes de Judá en antorcha ardiente y en fuego abrasador que consumirá por completo a todas las naciones vecinas, pero a la ciudad de Jerusalén no le pasará nada. Salvaré a las familias de Judá, pues para mí son tan importantes como la familia de David y como los que viven en Jerusalén.


él me explicó: —Estos dos olivos representan a Zorobabel y a Josué. El Dios de toda la tierra los ha elegido para que estén a su servicio.


El ángel me explicó: —Estos carros son los cuatro vientos del cielo. Siempre están al servicio de Dios y ahora salen a recorrer todo el mundo.


Es decir, que cada domingo, cada uno de vosotros aparte y guarde algo de dinero, según lo que haya ganado. De este modo no tendréis que recogerlo cuando yo vaya a veros.


Que tus ciudades estén bien protegidas y que tu poder dure mientras vivas».


Toda la plata, y el oro, el bronce y el hierro serán dedicados a Dios, y deben ponerse con sus tesoros.


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