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Mateo 3:2 - Biblia Lenguaje Básico

2 —Convertíos a Dios, porque el reino de los cielos ya está cerca.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 «Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del cielo está cerca».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 éste era su mensaje: 'Renuncien a su mal camino, porque el Reino de los Cielos está cerca.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos° se ha acercado.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 'Convertíos, porque el reino de los cielos está cerca'.

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Mateo 3:2
61 Referans Kwoze  

Pero si en ese lugar donde tu pueblo esté prisionero, se convierte a ti con toda sinceridad, atiéndelo. Si reconoce que ha pecado y actuado mal y te lo dice, escúchalo. Si tu pueblo ora a ti y te ruega, mirando hacia esta tierra que diste a sus antepasados, hacia esta ciudad y hacia este Templo que yo te he construido,


¿Crees que te servirá para acarrear el trigo y juntar el grano en la era?


Así que retiro lo dicho y me arrepiento cubierto de polvo y de ceniza.


de mi parte que yo no quiero que muera el malvado. Lo que quiero es que abandone su mala conducta y siga viviendo. Cambiad, pues, israelitas, vuestra mala conducta y no tendréis que morir.


Sin embargo, en esos días el Dios del cielo enviará a un rey que reinará para siempre y al que nadie podrá vencer. Será él quien reinará para siempre destruyendo a los otros reinos.


Cuando vayáis, anunciad este mensaje: «El reino de Dios está cerca».


Jesús estaba muy disgustado con los pueblos donde había hecho la mayoría de sus milagros, porque la gente de esos lugares no había cambiado su forma de vivir convirtiéndose a Dios. Por eso se lo echó en cara diciendo:


En el juicio final, la gente de la ciudad de Nínive se levantará contra vosotros y os condenará. Porque esa gente cambió de vida cuando oyó el mensaje que le anunció Jonás. Pero vosotros oís mi mensaje y no cambiáis, aunque yo soy más importante que Jonás.


Jesús les dijo: —A vosotros os he explicado los secretos del reino de Dios, pero no a los demás.


Jesús les contó otra parábola: —En el reino de Dios sucede lo mismo que le pasó a uno que sembró en su campo semillas muy buenas de trigo.


Jesús también les contó esta otra parábola: —Con el reino de Dios pasa algo parecido a lo que sucede con la semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo.


Jesús les contó esta otra parábola: —Con el reino de Dios pasa lo mismo que cuando una mujer mezcla un poquito de levadura con varios kilos de harina. Ese poquito hace crecer toda la masa.


El reino de Dios se parece a una red de pescar. Los pescadores echan la red al mar y en ella recogen toda clase de peces.


Jesús les dijo: —Todo maestro de la Ley que se hace discípulo del reino de Dios, se parece al amo de casa que de su despensa saca cosas nuevas y cosas viejas.


El reino de Dios se parece a un rey que quiso informarse de cómo sus empleados cumplían con su deber para hacer cuentas con ellos.


En el reino de Dios sucede algo parecido a lo que pasó en una viña. El dueño salió muy de mañana a contratar hombres para trabajar en ella.


—Con el reino de Dios pasa lo mismo que con un rey que hizo una fiesta para celebrar la boda de su hijo.


Jesús dijo a los fariseos y a los maestros de la Ley: —¡Qué mal vais a acabar hipócritas! Porque cerráis la puerta del reino de Dios a los demás. Y ni entráis vosotros ni dejáis que entren otros.


En el reino de Dios pasará lo mismo que sucedió en una boda. Diez muchachas tomaron sus lámparas de aceite y salieron a recibir al novio.


En el reino de Dios pasará lo mismo que sucedió cierta vez con un hombre que decidió irse de viaje. Llamó a sus empleados y les encomendó la administración de sus bienes.


Desde entonces, Jesús comenzó a decirles a todos: —Convertíos a Dios, porque el reino de los cielos ya está cerca.


Jesús recorría toda la región de Galilea. Enseñaba en las sinagogas, anunciaba la buena noticia del Reino y sanaba a todos los que estaban enfermos.


Felices los que son maltratados por hacer lo que es justo, porque de ellos es el reino de los cielos.


—Felices los de espíritu sencillo porque de ellos es el reino de los cielos.


Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra, así como se hace en el cielo.


Lo más importante es que reconozcáis a Dios como único rey, y que hagáis lo que él os pide. Todo lo demás, él os lo dará a su tiempo.


Decía: —¡Ya está cerca el día en que Dios comience a reinar! Convertíos y creed en la buena noticia.


Por aquellos días, Juan el Bautista se presentó en el desierto. Se vestía con ropa hecha de pelo de camello y usaba un cinturón de cuero. Comía saltamontes y miel silvestre y pedía a la gente que se bautizara en señal de conversión para que Dios les perdonara sus pecados. Y les decía también: —Después de mí viene alguien más poderoso que yo. ¡Ni siquiera merezco desatar las correas de sus sandalias! Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo. Todos los que vivían en la región de Judea, y en Jerusalén, iban al desierto para oír a Juan. Muchos confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán.


Los discípulos marcharon y comenzaron a decirle a la gente que se volviera a Dios.


Este niño hará que muchos en Israel dejen de hacer el mal y se conviertan al Señor, su Dios.


Y si yo expulso demonios con el poder de Dios, eso demuestra que el reino de Dios ya está aquí.


¡De eso nada! Y si no cambiáis vuestra manera de vivir ni obedecéis a Dios, vosotros también moriréis.


¡De eso nada! Y si no cambiáis vuestra manera de vivir, también vosotros moriréis.


De la misma manera, los ángeles de Dios hacen fiesta cuando alguien se convierte a Dios.


De la misma manera, hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierta a Dios, que por noventa y nueve personas buenas que no necesitan convertirse.


El hombre rico insistió: «No, padre Abrahán, ¡eso no basta! Pero si alguno de los muertos va y habla con ellos, te aseguro que se convertirán a Dios».


De la misma manera, cuando veáis que está pasando todo lo que os he dicho, sabed que el reino de Dios pronto comenzará.


y también que en su nombre se proclamaría en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, un mensaje de conversión para que Dios les perdone sus pecados.


Entonces Jesús miró fijamente a sus discípulos y les dijo: Felices vosotros los que sois pobres, porque el reino de Dios os pertenece.


Luego los envió a anunciar el reino de Dios y a curar a los enfermos.


Cuando los hermanos judíos oyeron esto, callaron y se pusieron a alabar a Dios diciendo: —¡Así que también a los que no son judíos Dios les ha permitido arrepentirse para tener vida eterna!


Durante mucho tiempo Dios perdonó a los que hacían todo eso, porque no sabían lo que hacían; pero ahora Dios ordena que se arrepientan todos los que habitan este mundo, estén donde estén.


Pedro les contestó: —Pedid perdón a Dios, convertíos y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo. Así Dios os perdonará y os dará el Espíritu Santo.


A los judíos y a los que no son judíos les he pedido que se conviertan y crean en nuestro Señor Jesucristo.


Por eso, primero anuncié el mensaje a la gente de Damasco, y luego a la de Jerusalén, y a la de toda la región de Judea. También hablé con los que no eran judíos, y les dije que debían pedirle perdón a Dios y hacer el bien para demostrar que en verdad se habían arrepentido.


Por eso, dejad de pecar y volveos a Dios. Así él perdonará vuestros pecados


Cuando Dios os ponga tristes, no lo lamentéis, pues esa tristeza hará que cambiéis y que pidáis perdón y os salvéis. Pero la tristeza provocada por las dificultades de este mundo puede causar la muerte.


Dios nos rescató de la oscuridad en que vivíamos y nos llevó al reino de su amado Hijo,


debe también corregir a sus enemigos con dulzura. Tal vez así Dios les dé la oportunidad de arrepentirse y de conocer la verdad.


Por eso, sigamos aprendiendo cada vez más, hasta que lleguemos a ser cristianos maduros. No volvamos otra vez a las cosas básicas que aprendimos acerca de Cristo, tales como no pecar más, creer en Dios,


No es que Dios sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Lo que pasa es que él tiene paciencia con vosotros, porque él no quiere que nadie muera, sino que todos se vuelvan a Dios.


Yo le he dado tiempo para que se convierta, pero no ha querido hacerlo ni tampoco dejar de cometer pecados sexuales.


Por eso, acuérdate de cómo eras antes, cambia de conducta y compórtate como al principio. Si no lo haces, tendré que castigarte y arrancar tu candelabro de su lugar.


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