Además, los israelitas llegarán a ser un pueblo muy numeroso, pues así me lo han pedido. Ahora sus ciudades están desiertas, pero yo haré que vuelvan a llenarse de gente. Así como la ciudad se llenaba de ovejas en los días de fiestas, así se llenará de gente. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.
La gente les pedía que se callaran, pero ellos gritaban con más fuerza todavía: —¡Señor, tú que eres el descendiente de David, ten compasión de nosotros!