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Mateo 20:22 - Biblia Lenguaje Básico

22 Jesús respondió: —No sabéis lo que pedís. ¿Estáis dispuestos a sufrir lo que yo voy a sufrir? Ellos le dijeron: —Sí, lo estamos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

22 Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Jesús les respondió: —¡No saben lo que piden! ¿Acaso pueden beber de la copa amarga de sufrimiento que yo estoy a punto de beber? —Claro que sí —contestaron ellos—, ¡podemos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Jesús dijo a los hermanos: 'No saben lo que piden. ¿Pueden ustedes beber la copa que yo tengo que beber?' Ellos respondieron: 'Podemos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Respondiendo entonces Jesús, dijo: No sabéis° qué estáis pidiendo. ¿Podéis beber la copa que Yo estoy por beber?° Le responden: Podemos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Pero Jesús contestó: 'No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo tengo que beber?'. Ellos le responden: 'Sí que lo somos'.

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Mateo 20:22
17 Referans Kwoze  

Tú has dicho: «Cuando yo lo decida, juzgaré con justicia.


El orgullo es la antesala de la ruina, la arrogancia lo es del fracaso.


¡Despierta, Jerusalén, despierta y ponte en pie! Tú que has sido objeto de la ira de Dios y has tenido que sufrir su castigo.


porque así habla vuestro Dios, el Dios defensor de su pueblo: «Ya no voy a castigaros más ni a daros más a beber la copa de mi enfado.


Dios dice también: Ciudad de Bosrá, no creas que escaparás del castigo. Si he castigado a las naciones que no debían sufrir ningún castigo, ¡con mayor razón te castigaré a ti! Yo soy el Dios de Israel, y te aseguro que serás destruida y humillada; ¡llegarás a ser el hazmerreír de todos! También las ciudades que de ti dependen quedarán en ruinas para siempre.


Pedro le contestó: —Aunque tenga que morir contigo, yo nunca diré que no te conozco. Los demás discípulos dijeron lo mismo.


Jesús se alejó un poco de ellos, se arrodilló hasta tocar el suelo con la frente, y oró a Dios: —Padre, ¡cómo deseo que me libres de este sufrimiento! Pero que no suceda lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.


Jesús se alejó de ellos por segunda vez y oró así: —Padre, si tengo que pasar por este sufrimiento, hágase tu voluntad.


Pero todo esto debe suceder para que se cumpla lo que anunciaron los profetas. En ese momento, todos los discípulos abandonaron a Jesús y huyeron.


Pero primero tengo que pasar por una prueba muy difícil, y sufro mucho hasta que llegue ese momento.


—Padre, ¡cómo deseo que me libres de este sufrimiento! Pero que no suceda lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.


De inmediato, Jesús dijo a Pedro: —Enfunda tu espada. Si mi Padre ha querido que pase por este sufrimiento, ¿crees que me voy a negar?


Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda. Es cierto que nosotros no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por nosotros y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo.


Y cuando pedís, lo hacéis mal, porque lo único que queréis es satisfacer vuestros malos deseos.


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