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Mateo 20:2 - Biblia Lenguaje Básico

2 Se puso de acuerdo con los trabajadores para pagarles el salario de un día completo y los envió a trabajar.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Acordó pagar el salario normal de un día de trabajo y los envió a trabajar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Se puso de acuerdo con ellos para pagarles una moneda de plata al día, y los envió a su viña.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y puesto de acuerdo con los obreros por un denario al día, los envió a su viña.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Habiendo convenido con ellos a denario la jornada, los envió a su viña.

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Mateo 20:2
24 Referans Kwoze  

En el año octavo de su reinado, siendo aun joven, el rey Josías empezó a consultar al Dios de su antepasado David. Cuatro años después, comenzó a quitar los santuarios locales de las colinas y los altares en los que el pueblo daba culto al dios Baal. También quitó las imágenes de la diosa Astarté, las imágenes y los ídolos que había en Jerusalén y por todo el territorio de Judá. Josías ordenó que lo destruyeran todo hasta convertirlo en polvo, y que luego esparcieran el polvo sobre las tumbas de quienes habían ofrecido sacrificios en honor de esos ídolos. Después mandó quemar los huesos de los sacerdotes idólatras sobre los mismos altares que ellos habían utilizado. Fue así como Judá y Jerusalén quedaron purificadas.


Acuérdate de tu creador ahora que eres joven. Acuérdate de tu creador antes de que vengan los días malos. Llegará el día en que digas: «Ya no me produce gusto vivir».


Al salir del palacio del rey, ese empleado se encontró con un compañero que le debía cien monedas de plata. Lo agarró por el cuello y le dijo: «¡Págame ahora mismo lo que me debes!».


En el reino de Dios sucede algo parecido a lo que pasó en una viña. El dueño salió muy de mañana a contratar hombres para trabajar en ella.


Pero el dueño contestó a uno de ellos: «¡Mira, amigo! No he hecho nada malo contra ti. Recuerda que los dos acordamos que tú trabajarías por el salario de un día completo.


Luego, alrededor de las nueve de la mañana, el dueño volvió a salir y encontró en la plaza a varios hombres que estaban desocupados.


Entonces se acercaron los trabajadores que llegaron a las cinco de la tarde y recibieron el salario de un día completo.


Mostradme una de las monedas que se usan para pagar el impuesto. Entonces le trajeron una moneda de plata,


Jesús dijo a sus discípulos: —Muchos son los que tendrían que entrar al reino de Dios, pero hay muy pocos discípulos para anunciarles la buena noticia.


Como Jesús sabía que actuaban con mala intención, les respondió: —¿Por qué queréis ponerme una trampa? Traedme una de las monedas que se usan para pagar el impuesto.


Tu hijo va a ser muy importante ante Dios. No beberá vino ni cualquier otro licor, y el Espíritu Santo estará con él desde antes de que nazca.


Al día siguiente, el samaritano le dio dinero al encargado de la posada y le dijo: «Cuida bien a este hombre. Si el dinero que te dejo no alcanza para todos los gastos, a mi vuelta yo te pagaré lo que falte».


—Mostradme una moneda. ¿De quién es la cara que aparece en ella y el nombre que tiene escrito? Ellos contestaron: —Del emperador de Roma.


Recuerda que desde niño has leído las sagradas Escrituras y que sus enseñanzas pueden hacerte sabio y conducirte a la salvación por medio de la fe en Jesucristo.


Y de en medio de los cuatro seres vivientes oí una voz que decía: —El salario de todo un día de trabajo solo alcanzará para comprar un kilo de trigo o tres kilos de cebada. ¡Pero no eches a perder el aceite ni el vino!


El niño Samuel, por el contrario, servía fielmente a Dios. Samuel se vestía con ropa de lino, como los sacerdotes.


Mientras tanto, el niño Samuel seguía creciendo, y Dios y la gente lo querían mucho.


En aquellos tiempos, Dios se comunicaba muy pocas veces con el pueblo y nadie recibía mensajes ni visiones. El niño Samuel servía a Dios bajo la dirección de Elí, que ya casi estaba ciego. Una noche, poco antes de que se apagara la lámpara del santuario, Dios llamó a Samuel por su nombre. Elí estaba ya acostado en su habitación y Samuel dormía en el santuario, donde está el Arca del pacto de Dios. —¡Samuel, Samuel!


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