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Mateo 16:28 - Biblia Lenguaje Básico

28 Os aseguro que algunos de vosotros, que estáis aquí conmigo, no moriréis hasta que me vean llegar como Rey.

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Biblia Reina Valera 1960

28 De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 Les digo la verdad, algunos de los que están aquí ahora no morirán antes de ver al Hijo del Hombre llegar en su reino».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 En verdad les digo: algunos que están aquí presentes no pasarán por la muerte sin antes haber visto al Hijo del Hombre viniendo como Rey.

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que de ningún modo gustarán la muerte hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 Os lo aseguro: hay algunos de los aquí presentes que no morirán sin haber visto al Hijo del hombre venir con su reino'.

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Mateo 16:28
25 Referans Kwoze  

Cuando la gente de un pueblo os persiga, huid a otro pueblo. Os aseguro que yo, el Hijo del hombre, regresaré con todo el poder de Dios, antes de que terminéis de recorrer todos los pueblos de Israel.


Cuando llegaron cerca de la ciudad de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?


Después, Jesús y sus discípulos se fueron al monte de los Olivos. Jesús se sentó y, cuando ya estaban solos, le preguntaron los discípulos: —¿Cuándo sucederá eso que dices? ¿Cómo conoceremos tu venida y la llegada del fin del mundo? ¿Cuáles serán las señales?


Os aseguro que todo esto pasará antes de que mueran los que ahora están vivos.


Por eso, estad siempre alerta, porque no sabéis el día en que yo, vuestro Señor, vendré otra vez.


Jesús le respondió: —Tú lo has dicho. Y déjame decirte que dentro de poco tiempo me veréis a mí, el Hijo del hombre, venir sobre las nubes del cielo con el poder y la autoridad que me da Dios todopoderoso.


Jesús le contestó: —Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo un lugar donde descansar.


Entonces me verán a mí, el Hijo del hombre, venir sobre las nubes del cielo con mucho poder y gloria.


No os avergoncéis de mí ni de mis palabras delante de esta gente malvada que rechaza a Dios. Si lo hacéis, yo, el Hijo del hombre, me avergonzaré de vosotros cuando venga con el poder de mi Padre y con sus ángeles.


Jesús también les dijo: —Os aseguro que algunos de los que están aquí no morirán hasta que vean llegar el reino de Dios con poder.


¡Claro que no, sino que les hará justicia de inmediato! Pero cuando yo, el Hijo del hombre, regrese a este mundo, ¿acaso encontraré gente que tenga fe en Dios?


y le había dicho que no iba a morir sin ver antes al Mesías que Dios les había prometido.


Os aseguro que algunos de vosotros, que estáis aquí conmigo, no moriréis hasta que veáis llegar el reino de Dios.


Jesús le contestó: —Si yo quiero que él viva hasta que yo regrese, ¿qué te importa a ti? Tú sígueme.


Os aseguro que quien acepte mi enseñanza, vivirá para siempre.


Ellos le dijeron: —Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Nuestro antepasado Abrahán murió, y también murieron los profetas. Sin embargo, tú dices que el que acepte tu enseñanza vivirá para siempre.


y les dijeron: —Hombres de Galilea, ¿qué hacéis ahí, de pie y mirando al cielo? Este mismo Jesús que habéis visto subir al cielo, lo mismo que hoy se ha ido, un día volverá.


Cada uno resucitará a su debido tiempo: primero Cristo; después, cuando él vuelva, resucitarán los que creyeron en él.


Cuentan también cómo esperáis que Jesucristo, a quien Dios ha resucitado de entre los muertos, vuelva desde el cielo y nos libre del castigo que ha de llegar.


Pero sí vemos que, aunque Dios permitió que por algún tiempo Jesús fuera menos importante que los ángeles, ahora, por haber sufrido la muerte, ha recibido gloria y honor. Y es que, como Dios es bueno, quiso que Jesús experimentara la muerte para salvarnos a todos.


Así pues, hermanos, esperad con paciencia el regreso del Señor. Fijaos en cómo el campesino espera con paciencia la lluvia tanto la de otoño como la de primavera, confiando en que la tierra le dé buenas cosechas.


Cuando os hablábamos acerca del regreso lleno de poder de nuestro Señor Jesucristo, no estábamos inventando una historia, ya que con nuestros propios ojos vimos el gran poder de nuestro Señor.


Ahora, hijos míos, seguid unidos a Cristo. Así, cuando él regrese de nuevo, lo estaremos esperando confiadamente y no pasaremos por la vergüenza de ser apartados de él cuando tenga lugar su venida.


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