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Mateo 15:1 - Biblia Lenguaje Básico

1 Algunos de los fariseos y de los maestros de la Ley, que habían venido de Jerusalén, preguntaron a Jesús:

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Biblia Reina Valera 1960

1 Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 En ese momento, algunos fariseos y maestros de la ley religiosa llegaron desde Jerusalén para ver a Jesús.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Unos fariseos y maestros de la Ley habían venido de Jerusalén. Se acercaron a Jesús

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Entonces se acercaron a Jesús unos fariseos y escribas de Jerusalem, diciendo:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Entonces se acercan a Jesús algunos fariseos y escribas de Jerusalén y le preguntan:

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Mateo 15:1
11 Referans Kwoze  

—Los fariseos y los maestros de la Ley son los encargados de enseñar la ley de Moisés.


Os aseguro que si vosotros no sois mejores cumplidores que los fariseos y los maestros de la Ley, nunca entraréis en el reino de los cielos.


Pero los maestros de la Ley que habían llegado de Jerusalén decían: —Este hombre está poseído por Beelzebú, el jefe de los demonios, y por el poder de Beelzebú él expulsa a los demonios.


En cierta ocasión, Jesús estaba enseñando en una casa. Allí estaban sentados algunos fariseos y algunos maestros de la Ley. Habían venido de todos los pueblos de Galilea, de Judea, y de la ciudad de Jerusalén, para oír a Jesús. Y como Jesús tenía el poder de Dios para curar enfermos,


Los maestros de la Ley y los fariseos pensaron: «¿Quién es este que dice tales barbaridades? ¡Solo Dios puede perdonar pecados!».


Algunos fariseos y maestros de la Ley comenzaron a murmurar de los discípulos de Jesús, y les dijeron: —¿Por qué coméis con los cobradores de impuestos y con toda esta gente de mala fama?


Los jefes de los judíos que vivían en Jerusalén enviaron a algunos sacerdotes y a otros ayudantes del Templo, para que preguntaran a Juan quién era él. Juan les respondió claramente: —Yo no soy el Mesías.


Se armó entonces un gran alboroto, en el que todos gritaban. Algunos maestros de la Ley, que eran fariseos, dijeron: —No creemos que este hombre sea culpable de nada. Tal vez un ángel o un espíritu le ha hablado.


Cuando Pablo entró en la corte, los judíos que habían venido desde Jerusalén comenzaron a acusarlo de hacer cosas muy malas. Pero no pudieron demostrar que nada de lo que le acusaban fuera cierto.


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