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Mateo 10:23 - Biblia Lenguaje Básico

23 Cuando la gente de un pueblo os persiga, huid a otro pueblo. Os aseguro que yo, el Hijo del hombre, regresaré con todo el poder de Dios, antes de que terminéis de recorrer todos los pueblos de Israel.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

23 Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Cuando los persigan en una ciudad, huyan a la siguiente. Les digo la verdad, el Hijo del Hombre regresará antes de que hayan llegado a todas las ciudades de Israel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. En verdad les digo: no terminarán de recorrer todas las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del Hombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Y cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo: No terminaréis de recorrer° las ciudades de Israel, hasta que venga el Hijo del Hombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Cuando os persigan en una ciudad huid a otra; porque os aseguro: antes de que acabéis de recorrer las ciudades de Israel vendrá el Hijo del hombre.

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Mateo 10:23
29 Referans Kwoze  

Y como el rey Joacín y sus jefes y asistentes oyeron la denuncia del profeta, el rey intentó matarlo. Cuando Urías se enteró de los planes del rey Joacín, tuvo miedo y huyó a Egipto.


Porque yo, el Hijo del hombre, vendré pronto con el poder de Dios y con mis ángeles, para dar su premio a los que hicieron el bien y para castigar a los que hicieron el mal.


Os aseguro que algunos de vosotros, que estáis aquí conmigo, no moriréis hasta que me vean llegar como Rey.


Después de que los sabios regresaron a su país, un ángel de Dios se apareció a José en un sueño y le dijo: —Levántate y huye a Egipto con el niño y con su madre, y quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.


Os enviaré profetas, sabios y maestros, pero a algunos los mataréis o los crucificaréis; a otros los golpearéis en las sinagogas, y a otros los perseguiréis por todas las ciudades.


Os aseguro que todos seréis castigados por esto.


Cuando yo, el Hijo del hombre, venga, todos me verán, pues mi venida será como un relámpago que ilumina todo el cielo.


Entonces todos verán en el cielo mi señal, la señal del Hijo del hombre. Y todos los países del mundo temblarán de miedo cuando me vean venir entre las nubes del cielo, con mucho poder y gloria.


Os aseguro que todo esto pasará antes de que mueran los que ahora están vivos.


Pero supongamos que un criado descuidado piensa: «Mi amo ha salido de viaje y tardará mucho en volver»,


Por eso vosotros, mis discípulos, debéis estar siempre alerta, porque no sabéis ni el día ni la hora en que yo, el Hijo del hombre, volveré.


Jesús le respondió: —Tú lo has dicho. Y déjame decirte que dentro de poco tiempo me veréis a mí, el Hijo del hombre, venir sobre las nubes del cielo con el poder y la autoridad que me da Dios todopoderoso.


Cuando Jesús oyó que Juan el Bautista estaba en la cárcel, se marchó a la región de Galilea.


Entonces me verán a mí, el Hijo del hombre, venir sobre las nubes del cielo con mucho poder y gloria.


¡Claro que no, sino que les hará justicia de inmediato! Pero cuando yo, el Hijo del hombre, regrese a este mundo, ¿acaso encontraré gente que tenga fe en Dios?


Todo eso será una señal de que, como veréis, yo, el Hijo del hombre vengo sobre las nubes con mucho poder y gloria.


Tiempo después, Jesús recorrió la región de Galilea. No quería ir a Judea porque los judíos lo buscaban para matarlo.


Cuando se hizo de noche, los seguidores de Jesús enviaron a Pablo y a Silas a la ciudad de Berea. Una vez que llegaron allí, fueron a la sinagoga.


Los hermanos creyentes enviaron de inmediato a Pablo hacia la costa, pero Silas y Timoteo se quedaron en Berea.


Cuando todo aquel alboroto terminó, Pablo mandó llamar a los cristianos que vivían en Éfeso para darles ánimos. Luego se despidió de ellos y fue a la provincia de Macedonia.


Saulo vio cómo mataban a Esteban y le pareció muy bien. Más tarde, unos hombres piadosos recogieron el cuerpo de Esteban, lo enterraron, y durante varios días lloraron su muerte. A partir de ese día, mucha gente comenzó a perseguir a los seguidores de Jesús que vivían en Jerusalén. Así que todos tuvieron que separarse y huir a otras regiones de Judea y de Samaría. Solamente los apóstoles se quedaron en Jerusalén.


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