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Marcos 9:3 - Biblia Lenguaje Básico

3 y su ropa se puso tan blanca y brillante, como jamás aquí en la tierra podría blanquearse.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 y su ropa se volvió blanca resplandeciente, más de lo que cualquier blanqueador terrenal jamás podría lograr.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Incluso sus ropas se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo sería capaz de blanquearlas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Sus vestidos se volvieron resplandecientes y tan blancos,° que ningún batanero en la tierra los podría blanquear así.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 de forma que sus vestidos se volvieron tan resplandecientes por su blancura como ningún lavandero en el mundo podría blanquearlos así.

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Marcos 9:3
13 Referans Kwoze  

Tengo que admitir que soy malo de nacimiento, y que desde antes de nacer ya era un pecador.


objetos de plata y de oro. Pero algunos israelitas prefirieron quedarse descansando en los corrales del ganado.


Venid y discutamos el caso: aunque vuestros pecados os manchen como con tinta roja, yo os dejaré blancos como la nieve; aunque os ensucien de arriba abajo, yo os dejaré como lana blanca.


Seguía yo mirando y vi que aparecieron unos tronos. Un anciano se sentó sobre ellos: su ropa era blanca como la nieve, y su pelo era blanco como la lana.


El ángel brillaba como un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve.


Luego, los tres discípulos vieron aparecer al profeta Elías y a Moisés hablando con Jesús.


Mientras Jesús oraba, su cara cambió de aspecto y su ropa se puso blanca y brillante.


Cornelio le respondió: —Hace cuatro días, como a las tres de la tarde, yo estaba aquí en mi casa, orando. De pronto se me apareció un hombre con ropa resplandeciente,


Comeréis carne de reyes, de jefes militares y de valientes guerreros. También comeréis la carne de los caballos y de sus jinetes; comeréis carne de toda clase de personas: de libres y de esclavos, de gente importante y de gente poco importante.


Yo le respondí: —Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: —Son los que han pasado por un tiempo de gran sufrimiento que hubo en la tierra. Son aquellos a quienes se les han perdonado los pecados por medio de la muerte del Cordero.


Después de esto vi a mucha gente de todos los países y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie los podía contar! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palmera


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