7 Otras cayeron entre espinos. Cuando los espinos crecieron, ahogaron las espigas de trigo y no las dejaron crecer. Por eso, las semillas no produjeron ningún fruto.
Así dice Dios a los habitantes de Judá y de Jerusalén: Preparad el corazón para recibir mi mensaje. Cumplid el pacto que hice con vosotros, pero cumplidlo de verdad. Mi mensaje es como una semilla, ¡no la sembréis entre espinos! Si seguís haciendo lo malo, mi ira se encenderá como un fuego y nadie podrá apagarlo.
Luego están las semillas que cayeron entre los espinos. Estas semillas representan a los que oyen el mensaje, pero no dejan que produzca fruto y cambie sus vidas. Solo piensan en lo que necesitan y en cómo hacerse ricos.
Pero otras semillas cayeron en tierra buena y produjeron una cosecha muy buena. En algunos casos, las semillas sembradas produjeron espigas con cien semillas, otras produjeron espigas con sesenta semillas, y otras produjeron espigas con treinta semillas.
En cambio, otras semillas cayeron en buena tierra, y dieron espigas que crecieron muy bien y produjeron una excelente cosecha. Algunas espigas produjeron treinta granos, otras sesenta, y otras cien.
Miró entonces a los que estaban allí y les dijo: —¡No viváis siempre preocupados por tener más y más! No por ser dueños de muchas cosas vais a tener una vida mejor.
¡Tened cuidado! No paséis el tiempo pensando en banquetes y borracheras, ni en las muchas cosas que esta vida os ofrece. Porque el fin del mundo podría sorprenderos en el momento menos esperado.
Las semillas que cayeron entre espinos representan a los que oyen el mensaje, pero no dejan que el mensaje produzca fruto y cambie sus vidas, pues viven preocupados por tener más dinero y por divertirse.