9 Jesús se dirigió nuevamente a la gente y les contó la siguiente historia: «Un hombre plantó un viñedo, lo alquiló a unos agricultores arrendatarios y se mudó a vivir a otro país por varios años.
9 Jesús se puso a contar a la gente esta parábola: 'Un hombre plantó una viña, la arrendó a unos trabajadores y después se fue al extranjero por mucho tiempo.
9 Comenzó entonces a decir al pueblo esta parábola: Cierto° hombre plantó una viña,° y la arrendó a unos labradores, y se ausentó por una larga temporada.°
Tan grande es la mancha de vuestro pecado que ni el mejor jabón del mundo podrá quitar de vosotros esa mancha. Yo os he cuidado como se cuida al mejor viñedo. Vuestros antepasados me obedecieron, pero vosotros os habéis convertido en viña degenerada que solo produce uvas podridas. Soy yo, Dios, quien lo asegura.
En el reino de Dios pasará lo mismo que sucedió cierta vez con un hombre que decidió irse de viaje. Llamó a sus empleados y les encomendó la administración de sus bienes.
Entonces Jesús les contó esta parábola: —Un príncipe fue nombrado rey de su país, y tuvo que hacer un largo viaje para que el emperador lo coronara como rey. Después de la coronación, volvería a su país.
Cuando llegó la época de la vendimia, envió a un criado para pedir la parte que le correspondía del fruto de la viña. Pero los hombres que tenían arrendada la viña golpearon al criado y lo enviaron de vuelta con las manos vacías.
En todas las ciudades que os dé vuestro Dios y en cada tribu, nombraréis jueces y autoridades que deberán tratar a todos por igual. No romperéis las leyes y os portaréis con imparcialidad sin aceptar sobornos de nadie, pues los sobornos hacen que incluso una persona sabia y recta se corrompa.