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Lucas 18:32 - Biblia Lenguaje Básico

32 Allí, me entregarán a los extranjeros que se burlarán de mí, me insultarán y me escupirán en la cara.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

32 Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 Será entregado a los romanos, y se burlarán de él, lo tratarán de manera vergonzosa y lo escupirán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 será entregado al poder extranjero; será burlado, maltratado y escupido;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 Porque será entregado a los gentiles, y será escarnecido° y afrentado, y escupido;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 Porque será entregado a los gentiles, y se verá burlado, insultado y escupido;

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Lucas 18:32
26 Referans Kwoze  

Yo presenté mi espalda a quienes me golpeaban, ofrecí mis mejillas a los que me arrancaban la barba; y no me cubrí la cara cuando me escupían y se burlaban de mí.


Muchos se asombrarán al verlo, por tener la cara desfigurada y no parecer un ser humano.


Todos lo despreciaban y rechazaban. Fue un hombre que sufrió el dolor y experimentó mucho sufrimiento. Todos evitábamos mirarlo; lo despreciamos y no hicimos caso de él.


En cuanto a ti, Belén Efrata, eres un pueblo pequeño entre los pueblos de Judá, pero llegarás a ser muy importante. En ti nacerá un rey de familia muy antigua, que gobernará sobre Israel.


Desde ese momento, Jesús comenzó a decirles a sus discípulos lo que le iba a pasar: —Tendré que ir a Jerusalén, y los líderes del país, los sacerdotes principales y los maestros de la Ley me harán sufrir mucho. Allí van a matarme, pero tres días después resucitaré.


y me entregarán a los extranjeros para que se burlen de mí, me golpeen y me crucifiquen. Pero después de tres días, resucitaré.


Incluso algunos agarraron a los sirvientes del rey y los mataron a golpes.


Entonces algunos le escupieron en la cara y lo golpearon. Otros le pegaban en la cara,


Lo ataron, lo sacaron del palacio de Caifás y lo entregaron a Poncio Pilato, el gobernador romano.


Algunos empezaron a escupir a Jesús. Le tapaban los ojos, le golpeaban y le decían: —¡Adivina quién te ha pegado! También los guardias del Templo le daban bofetadas.


Al amanecer, los sacerdotes principales, los líderes del país y los maestros de la Ley se reunieron con los miembros de la Junta Suprema. Terminada la reunión, ataron a Jesús, lo sacaron del palacio de Caifás y lo entregaron a Poncio Pilato, el gobernador romano.


Luego me golpearán y me darán muerte, pero cuando pasen tres días, resucitaré.


Luego, todos los de la Junta Suprema dieron por acabada la reunión y llevaron a Jesús ante Pilato, el gobernador romano.


Herodes y sus soldados trataron con desprecio a Jesús y, para burlarse de él, lo vistieron con un manto propio de un rey. Luego lo enviaron a Pilato.


la gente miraba todo lo que pasaba. Los líderes del pueblo, entre tanto, se burlaban de Jesús y decían: —Él ha salvado a otros; si de verdad es el Mesías que Dios ha elegido, que se salve a sí mismo.


Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias del Templo le dio una bofetada y le dijo: —¡Esa no es manera de contestarle al jefe de los sacerdotes!


Muy de mañana, llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Los jefes de los judíos no entraron en el palacio porque la ley no les permitía entrar en la casa de alguien que no fuera judío, antes de la cena de la Pascua.


Ellos le contestaron: —No te lo habríamos traído si no fuera un criminal.


Así se cumplió lo que el mismo Jesús había dicho sobre el modo en que iba a morir.


Pilato le contestó: —¿Me ves cara de judío? La gente de tu propia nación y los jefes de los sacerdotes son los que te han entregado. ¿Qué es lo que has hecho?


Desde el principio, Dios ya había decidido que Jesús fuera entregado a sus enemigos. Pero fuisteis vosotros quienes lo entregasteis a los romanos para que lo mataran.


El Dios de nuestros antepasados Abrahán, Isaac y Jacob ha mostrado el poder de su siervo Jesús a quien vosotros rechazasteis y entregasteis a los gobernantes romanos, mientras que Pilato quería ponerlo en libertad.


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