7-8 Si quien cometió el pecado no tiene dinero para comprar un cordero, me ofrecerá entonces dos palomas o dos pichones. Llevará las dos aves al sacerdote, y el sacerdote me ofrecerá una de ellas como ofrenda para obtener el perdón del pecado, y la otra la quemará por completo en mi honor. A la primera le retorcerá el cuello, pero no le arrancará la cabeza;
7 Y si no tuviere lo suficiente para un cordero, traerá a Jehová en expiación por su pecado que cometió, dos tórtolas o dos palominos, el uno para expiación, y el otro para holocausto.
7 »Sin embargo, si no te alcanza para comprar una oveja, puedes llevarle al Señor dos tórtolas o dos pichones de paloma como castigo por tu pecado. Una de las aves será la ofrenda por el pecado, y la otra será la ofrenda quemada.
7 Pero si no dispone lo suficiente para ofrecer un cordero, entonces presentará por su culpa con la cual pecó, dos tórtolas o dos palominos para YHVH: uno como víctima por el pecado, y otro para holocausto,
7 Si no dispone de medios para procurarse una cabeza de ganado menor, llevará a Yahveh, como sacrificio de reparación por el pecado cometido, dos tórtolas o dos pichones, uno como sacrificio expiatorio y otro en holocausto,
Tan pronto como la madre termine de purificarse por el nacimiento de su hijo o de su hija, deberá ir a la entrada de la Tienda del encuentro. Allí presentará al sacerdote un cordero de un año y una paloma o un pichón. Entonces el sacerdote quemará el cordero en honor de Dios y presentará la paloma o el pichón como ofrenda para el perdón de pecados; de esta manera la madre quedará purificada. Esta es la ley para toda mujer que tenga un hijo o una hija.
Pero si la mujer no tiene dinero para comprar un cordero, podrá presentar como ofrenda dos palomas o dos pichones, uno como ofrenda que se quema en honor de Dios y otro que se presentará como ofrenda para el perdón de pecados. Así la mujer quedará purificada.
El sacerdote presentará uno como ofrenda para el perdón de pecados, y quemará el otro en mi honor. Así el sacerdote la purificará delante de mí, y quedará libre de su impureza.
Si la persona es demasiado pobre para pagar la cantidad acordada, acudirá al sacerdote para que él le fije una cantidad que sí pueda pagar el que ha hecho la promesa.
Si quien cometió el pecado no tiene dinero para comprar las dos palomas o los dos pichones, podrá presentarme como ofrenda para obtener el perdón de sus pecados dos kilos de harina de la mejor calidad. Se la llevará al sacerdote, y él tomará un puñado de harina y lo quemará sobre el altar. Así, os acordaréis de que yo soy quien os da todas las cosas. Esta es una ofrenda para obtener el perdón de pecados, así que no pongáis sobre ella ni aceite ni incienso.
La ofrenda para hacer las paces es algo sagrado. Por lo tanto, el animal que me ofrezcáis se degollará a la entrada de la Tienda del encuentro, y su sangre será derramada sobre los cuatro costados del altar.
Luego di a los israelitas que también presenten un chivo como ofrenda para el perdón de sus pecados, y quemen en honor de nuestro Dios un ternero y un cordero. Estos animales deberán tener un año de edad y no presentar ningún defecto.
El sacerdote ofrecerá una de las aves para que se le perdone al nazireo su pecado; luego ofrecerá la otra ave como sacrificio que debe quemarse completamente en mi honor. Así el nazireo pedirá perdón por el pecado cometido al acercarse a un cadáver. Y ese mismo día volverá a consagrarse a mí como nazireo,
Mirad, yo os envío como si enviara ovejas a un lugar lleno de lobos. Por eso, sed astutos como las serpientes, pero sed también sencillos, como las palomas.
Cuando Jesús entró en la ciudad de Jerusalén, fue al Templo y empezó a echar de allí a todos los que estaban vendiendo y comprando cosas. Derribó las mesas de los que cambiaban dinero de otros países por dinero del Templo, y también tiró los puestos de los que vendían palomas.