—Mira, tu primo Janamel, el hijo de tu tío Salún, vendrá a ofrecerte un terreno que tiene en Anatot, en el territorio de Benjamín. Quiere que se lo compres, pues tú tienes el derecho y la responsabilidad de comprarlo para que no salga de la familia. Y así sucedió: mi primo Janamel vino al patio de la guardia, como me había dicho Dios, y me pidió que comprara el terreno. Entonces comprendí que era Dios quien así lo quería.