—El día diez de este mismo séptimo mes será el día del perdón. Ese día ayunaréis y tendréis una reunión solemne en la que quemaréis una ofrenda en mi honor. Como se trata del día en que yo, que soy vuestro Dios, os perdonaré todos vuestros pecados, nadie deberá trabajar. El que no siga estas normas será expulsado del pueblo. La fiesta comenzará a partir del día nueve por la tarde y durará hasta la tarde del día siguiente. Esta es una norma que debéis cumplir siempre dondequiera que viváis.