Cuando alguien muera dentro de su tienda de campaña, se deberá hacer lo siguiente: durante siete días, no podrán presentarse ante Dios, por encontrarse contaminadas las siguientes personas: las que hayan estado dentro de la tienda; las que hayan entrado en esa tienda. Además, todas las vasijas destapadas o mal tapadas en esa tienda quedarán contaminadas. Tampoco podrán presentarse ante Dios, por estar contaminadas, las siguientes personas: las que toquen una tumba; las que toquen huesos de muerto; las que toquen algún cadáver en el campo, ya sea que a esa persona la hayan matado o se haya muerto allí accidentalmente. Todas estas personas quedarán contaminadas, es decir, impuras durante siete días. Para poder presentarse ante Dios, todas estas personas tendrán que purificarse el tercer día y el séptimo, con el agua preparada con las cenizas de la vaca. Si no se purifican en esos dos días, no podrán presentarse ante Dios. Además, alguien que no haya tocado a ningún muerto tomará las cenizas de la vaca de pelo rojizo y las mezclará con agua de manantial. Tomará luego unas ramas de hisopo, las mojará en el agua con ceniza de la vaca y rociará con esa agua la tienda, las vasijas, y a quienes hayan tocado algún cadáver, o huesos, o tumba. Pasados los siete días, todas estas personas deberán lavarse la ropa y bañarse, y cuando llegue la noche podrán ya presentarse ante Dios.