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Levítico 20:2 - Biblia Lenguaje Básico

2-3 que diera a los israelitas las siguientes instrucciones: —Si algún israelita o inmigrante que viva en el país presenta sus hijos como ofrenda al dios Moloc, me ofende gravemente y tendrá que enfrentarse conmigo, pues no ha respetado mi santuario ni mi nombre. Será condenado a muerte, la comunidad lo matará a pedradas y yo lo eliminaré de mi pueblo.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Dirás asimismo a los hijos de Israel: Cualquier varón de los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran en Israel, que ofreciere alguno de sus hijos a Moloc, de seguro morirá; el pueblo de la tierra lo apedreará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 «Da las siguientes instrucciones al pueblo de Israel. Estas son aplicables tanto para los israelitas de nacimiento como para los extranjeros que viven en Israel. »Si alguno de ellos ofrece a sus hijos en sacrificio a Moloc, será ejecutado. Los miembros de la comunidad lo matarán a pedradas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Di a los hijos de Israel: Si un israelita o uno de los extranjeros que habitan en Israel sacrifica a alguno de sus hijos según el rito de Moloc morirá: la gente del pueblo lo apedreará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 También dirás a los hijos de Israel: Cualquier varón de los hijos de Israel, o del extranjero que reside en Israel, que entregue a alguien de su descendencia a Moloc, será muerto irremisiblemente. El pueblo de esta tierra lo lapidará con piedras.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 'Dirás a los israelitas: cualquiera de los israelitas o de los extranjeros que moran en Israel que ofreciere un hijo suyo a Mólec morirá sin remisión; el pueblo del país lo lapidará.

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Levítico 20:2
33 Referans Kwoze  

Quemaron a sus hijos e hijas para ofrecerlos como sacrificios, fueron a consultar con adivinos y brujos que pretendían saber el futuro, y se dedicaron por completo a hacer lo malo, por lo que provocaron la ira de Dios.


Josías también destruyó el horno que estaba en el valle de Ben Hinón, para que nadie pudiera quemar en él a su hijo o hija como sacrificio en honor de Moloc.


y en su honor quemó incienso en el valle de Ben Hinón. ¡Incluso mandó quemar a sus hijos y los ofreció en sacrificio! Siguió así las vergonzosas costumbres de naciones que Dios había expulsado ante los israelitas.


Puso la imagen de un ídolo en el Templo de Dios, practicó la hechicería y la brujería, y se hizo amigo de brujos y espiritistas. También hizo quemar a su hijo como un sacrificio en el valle de Ben Hinón. Su comportamiento fue tan malo, que Dios se enfureció con él. Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: «Entre todas las tribus de Israel, he elegido a Jerusalén y este Templo como lugar donde se invoque mi nombre para siempre.


También han construido altares en el valle de Ben Hinón para adorar a Baal. Pero lo que más aborrezco es que en esos altares han ofrecido a sus hijos y a sus hijas en honor del dios Moloc. Yo jamás les ordené que hicieran eso, y ni siquiera me pasó por la mente que los habitantes de Judá pudieran cometer tal atrocidad.


Para colmo, en el valle de Ben Hinón habéis construido en el Tófet un altar en el que habéis quemado a vuestros hijos e hijas. Pero eso es algo que jamás os ordené y ni siquiera se me ocurrió.


Dejé que sacrificaran a sus hijos mayores como ofrenda a los ídolos. Lo hice para que se sintieran horrorizados y reconocieran que yo soy su Dios.


Seguís presentando a vuestros hijos como ofrendas quemadas en honor de esos ídolos. ¿Y todavía os atrevéis a venir a consultarme? Pues os juro por mí mismo que no os daré ninguna respuesta. Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.


Ellas me fueron infieles, pues adoraron a los ídolos. Además, son unas asesinas, pues sacrificaron, pasándolos por el fuego en honor a esos ídolos, a los hijos que habían engendrado para mí. Por si fuera poco, después de sacrificar a sus hijos en honor de los ídolos, iban al Templo el día del sábado, no para adorarme, sino para ofenderme. ¡Todo eso lo hicieron en mi propio Templo!


Si un israelita o un inmigrante de los que viven entre vosotros llega a cazar un ave o un animal de los que está permitido comer, deberá dejar que se escurra la sangre y cubrirla con tierra.


Cuando cualquier persona nacida en el país o inmigrante encuentre un animal ya muerto o destrozado por las fieras y coma de él, quedará impuro hasta el anochecer, y deberá lavar su ropa y bañarse para recuperar su estado de pureza.


Si un israelita, o alguno de los inmigrantes que viva entre vosotros, presenta un animal para quemarlo en mi honor,


Nadie debe entregar a sus hijos para sacrificarlos como ofrenda al dios Moloc. Quien lo haga, me ofenderá gravemente a mí que soy el Dios de Israel.


Cualquier hombre o mujer, que consulte a los espíritus de los muertos o practique la adivinación, se hará responsable de su acción y será apedreado hasta morir.


—Como este hombre me ha maldecido, debes sacarlo del campamento para que todos los que oyeron cómo me ofendió pongan las manos sobre su cabeza y lo maten a pedradas.


Moisés comunicó todo esto a los israelitas, y ellos sacaron del campamento al que había maldecido a Dios y lo mataron a pedradas. Así cumplieron la orden que Dios les había dado por medio de Moisés.


En cambio, llevasteis sobre vuestros hombros la tienda del dios Moloc y la imagen de la estrella del dios Refán. Os fabricasteis esos ídolos y los adorasteis. Por eso, yo haré que os lleven lejos, más allá de Babilonia».


No se os ocurra hacer tal cosa, porque a Dios le repugna la manera en que esos pueblos adoran a sus dioses. ¡Hasta queman a sus propios hijos en sus altares!


Puede suceder que en las ciudades que vuestro Dios os va a dar para que viváis en ellas, haya quienes comiencen a adorar dioses falsos tales como el sol, la luna o cualquier otro astro. Quienes hagan esto, estarán desobedeciendo a Dios y rompiendo el pacto que hicieron con él.


Dicho esto, todos los que vivan en esa ciudad matarán a pedradas a ese hijo rebelde. Así haréis que desaparezca el mal en Israel, y todos, al enterarse, tratarán de no hacer lo mismo.


los hombres de la ciudad la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y allí mismo la matarán a pedradas. Eso es lo que se merece quien comete una maldad así en Israel y hace pasar a su familia semejante vergüenza. Si lo hacéis así, haréis que la maldad desaparezca en medio de Israel.


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