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Levítico 19:26 - Biblia Lenguaje Básico

26 No comáis nada que tenga sangre. No practiquéis ninguna clase de brujería.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

26 No comeréis cosa alguna con sangre. No seréis agoreros, ni adivinos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 »No comas carne sin primero escurrirle la sangre. »No practiques la adivinación ni la brujería.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 No coman nada encima de la sangre. No practiquen la hechicería ni la astrología.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Nada con sangre comeréis.° No practicaréis adivinación ni astrología.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 No comeréis nada con sangre. No practicaréis la adivinación. No ejerceréis la magia.

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Levítico 19:26
22 Referans Kwoze  

¿Por qué habéis robado la copa que mi señor usa para beber y también para adivinar el futuro? Realmente os habéis portado muy mal con él.


Pero no comáis nunca carne que todavía tenga sangre, pues en la sangre está la vida.


Quemaron a sus hijos e hijas para ofrecerlos como sacrificios, fueron a consultar con adivinos y brujos que pretendían saber el futuro, y se dedicaron por completo a hacer lo malo, por lo que provocaron la ira de Dios.


Manasés puso la imagen de la diosa Astarté en el Templo de Dios, practicó la hechicería y la brujería, y se hizo amigo de los espiritistas y los brujos. También hizo quemar a su hijo como un sacrificio. Su comportamiento fue tan malo, que Dios se enfureció con él. Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: «Entre todas las tribus de Israel, he elegido a Jerusalén y a este Templo como lugar donde se invoque mi nombre para siempre.


Puso la imagen de un ídolo en el Templo de Dios, practicó la hechicería y la brujería, y se hizo amigo de brujos y espiritistas. También hizo quemar a su hijo como un sacrificio en el valle de Ben Hinón. Su comportamiento fue tan malo, que Dios se enfureció con él. Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: «Entre todas las tribus de Israel, he elegido a Jerusalén y este Templo como lugar donde se invoque mi nombre para siempre.


El faraón llamó entonces a sus magos y sabios para que también ellos hicieran lo mismo.


Los sabios respondieron al rey: —Nunca ningún rey, por más poderoso que fuera, ha preguntado a sus sabios y adivinos una cosa parecida. Ni hay nadie en el mundo capaz de adivinar lo que el rey quiere saber.


Solo en el quinto año podréis comer sus frutos, que serán muy abundantes. Yo soy vuestro Dios.


Nunca comeréis grasa ni sangre. En cualquier lugar donde viváis esta será una ley que deberéis cumplir para siempre.


Tampoco debéis comer la sangre de animales o aves en ningún lugar en donde viváis;


Esto es lo que dice el Dios todopoderoso: Voy a iniciar un juicio contra vosotros. Actuaré como testigo contra los que practican la brujería, contra los que son adúlteros, contra los que hacen juramentos falsos, contra los que explotan a sus trabajadores, contra los que abusan de las viudas y de los huérfanos, contra los que maltratan a los que no son israelitas y contra los que me faltan al respeto.


Solo debemos escribirles una carta y pedirles que no coman nada que haya sido ofrecido a los ídolos. Que tampoco coman carne de animales que hayan muerto ahogados o carne que todavía contenga sangre. Además, deberán evitar las relaciones sexuales prohibidas por la ley.


Pero en ningún caso debéis comer carne que aún tenga sangre, porque la sangre es la vida y nadie puede comer la vida al comer carne;


Lo único que no debéis comer es la sangre de esos animales; deberéis dejar que se escurra sobre el suelo.


así que tomaron las ovejas, vacas y terneros que habían quitado a los filisteos, los mataron y comieron la carne con sangre y todo.


Pero alguien dijo a Saúl: —La gente está comiendo carne con sangre, algo que Dios nos ha prohibido hacer. Dijo entonces Saúl: —¿Es que nunca vais a obedecer a Dios? Traedme pronto una piedra grande, y decid a la gente que venga con su toro o su oveja.


Rebelarse contra Dios es tan malo como consultar a brujos y adivinos. No está bien adorar a dioses falsos, ni tampoco desobedecer a Dios. Como tú has rechazado a Dios, él también te rechaza como rey.


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