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Levítico 11:2 - Biblia Lenguaje Básico

2 que dieran a los israelitas las siguientes instrucciones: —Podréis comer la carne de cualquier animal

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 «Den las siguientes instrucciones al pueblo de Israel. »De todos los animales de la tierra, estos son los que puedes usar para alimento:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Hablen a los hijos de Israel y díganles: Estos son los animales terrestres que pueden comer.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que podéis comer de entre los animales que hay sobre la tierra:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 'Hablad a los israelitas, y decidles: éstos son los animales que podréis comer de entre todos los que hay en la tierra.

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Levítico 11:2
22 Referans Kwoze  

Yo le contesté: —Dios mío, yo nunca he comido nada contaminado, pues tú me rechazarías. Nunca he comido la carne de animales muertos o despedazados por las fieras. ¡Ni siquiera cuando era niño lo hice!


Daniel decidió no comer ni beber lo que se servía en la mesa del rey, porque para él eso era un pecado. Por ello le pidió a Aspenaz que no los obligara a pecar ni a él ni a sus amigos comiendo esos alimentos.


Dios ordenó a Moisés y a Aarón


De las aves, no podréis comer las siguientes, porque las consideraréis impuras: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina,


Sin embargo, de estos podréis comer todos los que pueden dar saltos sobre el suelo por tener más largas las patas traseras.


De los animales que se arrastran por el suelo, deberéis considerar impuros los siguientes: el topo, la comadreja, las distintas clases de lagartos


que tenga las pezuñas partidas y que sea rumiante.


Cualquier alimento sobre el que caiga el agua de esas vasijas será considerado impuro y también será considerada impura cualquier bebida que contengan.


Si muere alguno de los animales que podéis comer, el que toque su cadáver quedará impuro hasta el anochecer.


Pero no deberéis comer carne de camello, ni de conejo, ni de liebre, porque aunque son rumiantes no tienen pezuñas partidas. Tampoco comeréis carne de cerdo, pues aunque tiene pezuñas partidas, no es rumiante. Ni siquiera toquéis el cadáver de estos animales, sino que los consideraréis impuros.


De los animales que viven en el mar o en los ríos, podréis comer los que tienen aletas y escamas.


No es la comida que entra por la boca lo que os hace impuros delante de Dios. Lo que os hace impuros es lo que sale del interior de cada uno.


Por eso, no hagáis caso de enseñanzas extrañas que no tienen nada que ver con lo que Jesucristo nos enseñó. Esas reglas acerca de lo que se debe comer y de lo que no se debe comer, nunca han ayudado a nadie. Lo verdaderamente importante es que Dios nos fortalezca con su gracia.


En realidad, todo esto no son más que normas que tienen que ver con comidas, bebidas y ceremonias de purificación; pero son normas que no nos ayudan a cambiar nuestra manera de vivir; solo sirven mientras Dios no las cambie por algo mejor.


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