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Levítico 10:1 - Biblia Lenguaje Básico

1 Nadab y Abihú, que eran hijos de Aarón, tomaron sus hornillos y quemaron incienso en ellos. Pero no lo hicieron como Dios lo había ordenado;

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Nadab y Abiú, hijos de Aarón, pusieron carbones encendidos en sus incensarios y encima esparcieron incienso. De esta manera, desobedecieron al Señor al quemar ante él un fuego equivocado, diferente al que él había ordenado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Nadab y Abiohú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, pusieron fuego en ellos y, sobre este fuego, incienso que ofrecieron a Yavé. Pero este fuego no correspondía a sus órdenes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Nadab y Abiú hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y después de poner en ellos fuego y echar incienso sobre él, ofrecieron en presencia de YHVH fuego extraño° que Él nunca les mandó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Nadab y Abihú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, pusieron fuego en él, echaron incienso sobre el fuego y presentaron ante Yahveh un fuego profano que él no les había mandado.

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Levítico 10:1
38 Referans Kwoze  

En ese momento, Dios envió fuego que consumió el toro, la leña y hasta las piedras y el polvo. ¡Incluso el agua que estaba en la zanja se evaporó!


¡Recibe mi oración como una ofrenda de incienso! ¡A ti levanto mis manos como una ofrenda en la tarde!


Dios dijo a Moisés: —Quiero que subas al monte, para hablar conmigo. Podrán acompañarte Aarón, Nadab, Abihú y setenta jefes israelitas. Pero no quiero que ninguno de ellos se acerque adonde yo estoy. Solo tú podrás acercarte a mí. Cuando lleguéis, quiero que os pongáis de rodillas a cierta distancia. Aparte de ellos, nadie más del pueblo debe subir.


Moisés subió al monte con Aarón, Nadab, Abihú y los setenta jefes israelitas.


Así mismo, quiero que hagas de bronce todos los utensilios del altar: los ceniceros, las palas, los recipientes, los tenedores y los hornillos.


De entre todos los israelitas, yo he elegido a tu hermano Aarón y a sus hijos Itamar, Nadab, Abihú y Eleazar, para que sean mis sacerdotes.


Besalel preparó el aceite que se usa para consagrar y el incienso perfumado y puro. Lo hizo como los buenos perfumistas preparan sus perfumes.


Siguiendo las instrucciones que Dios le había dado, Moisés quemó sobre el altar incienso perfumado.


Aarón se casó con Elisebá, hija de Aminadab y hermana Naasón, con la que tuvo a Nadab, Abihú, Itamar y Eleazar.


Habéis construido altares a Baal, y en ellos habéis sacrificado a vuestros hijos como ofrenda a ese dios. ¡Pero eso es algo que yo nunca os ordené! ¡Jamás lo mencioné y ni siquiera me pasó por la mente!


También han construido altares en el valle de Ben Hinón para adorar a Baal. Pero lo que más aborrezco es que en esos altares han ofrecido a sus hijos y a sus hijas en honor del dios Moloc. Yo jamás les ordené que hicieran eso, y ni siquiera me pasó por la mente que los habitantes de Judá pudieran cometer tal atrocidad.


Entonces todos los judíos que vivían en Egipto, en la región de Patros, y que sabían que sus mujeres rendían culto a otros dioses, reunidos en una gran asamblea con todas las mujeres presentes respondieron a Jeremías:


Desde que llegasteis a Egipto, lo único que habéis hecho es ofenderme con vuestras acciones adorando a dioses falsos. ¡Lo único que vais a conseguir es que yo os destruya! Cuando eso ocurra, os convertiréis en objeto de maldición y de desprecio ante el mundo entero.


Para colmo, en el valle de Ben Hinón habéis construido en el Tófet un altar en el que habéis quemado a vuestros hijos e hijas. Pero eso es algo que jamás os ordené y ni siquiera se me ocurrió.


Como dos de los hijos de Aarón murieron por acercarse indebidamente al altar de Dios, se dirigió Dios a Moisés y le hizo la siguiente advertencia:


tomará el hornillo lleno de brasas y dos puñados de incienso aromático y lo llevará todo detrás de la cortina que separa el Lugar Santo del Lugar Santísimo.


Todos los sacerdotes deben cumplir estas normas. Si no las cumplen, morirán porque yo soy Dios y los he consagrado a mi servicio.


quien envió fuego y quemó por completo todo lo que estaba sobre el altar. Ante esto, todo el pueblo lanzó gritos de alegría y se inclinó tocando el suelo con la frente para adorar a Dios.


Pero Nadab y Abihú murieron por haber ofrecido incienso en el santuario sin seguir las instrucciones que Dios había dado.


—No permitáis que la familia de Queat desaparezca de entre los descendientes de Leví.


No cambiéis ninguno de los mandamientos que yo os he dado de parte de Dios; más bien, obedecedlos.


donde estaba el altar de oro para quemar incienso y también el Arca del pacto, que estaba totalmente recubierto de oro. En el Arca había una jarra de oro, que contenía maná, el bastón de Aarón, que había vuelto a florecer y las tablas con los diez mandamientos.


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