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Jueces 9:57 - Biblia Lenguaje Básico

57 También Dios hizo que los de Siquén pagaran por todos sus crímenes, tal como lo anunció Jotán cuando los maldijo.

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Biblia Reina Valera 1960

57 Y todo el mal de los hombres de Siquem lo hizo Dios volver sobre sus cabezas, y vino sobre ellos la maldición de Jotam hijo de Jerobaal.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

57 Dios también castigó a los hombres de Siquem por toda su maldad. Así se cumplió la maldición de Jotam, hijo de Gedeón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

57 y Dios hizo que recayera sobre los hombres de Siquem toda su maldad. Así se cumplió en ellos la maldición de Yotam, hijo de Jerubaal.

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La Biblia Textual 3a Edicion

57 También toda la maldad de los hombres de Siquem la hizo volver ’Elohim sobre sus propias cabezas, de manera que vino sobre ellos la maldición de Jotam ben Jerobaal.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

57 Y asimismo hizo Dios que todo el mal de los hombres de Siquén recayera sobre sus cabezas y que se cumpliera así sobre ellos la maldición de Jotán, hijo de Yerubaal.

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Jueces 9:57
14 Referans Kwoze  

Es verdad que yo soy el rey elegido por Dios, pero en realidad Joab y Abisay, esos hijos de Seruyá, son más fuertes que yo. ¡Que Dios les dé su merecido por la maldad que han cometido!


Durante el reinado de Ajab, un hombre de la ciudad de Betel que se llamaba Jiel, reconstruyó la ciudad de Jericó. Cuando comenzó a reconstruirla, murió su hijo mayor llamado Abirán. Su hijo menor, llamado Segub, murió cuando puso las puertas de la ciudad. Esto sucedió para que se cumpliera lo que Dios había dicho por medio de Josué, hijo de Nun.


Dios hará que Joab sea el culpable de su propia muerte. Porque él atacó y mató a dos hombres más justos y mejores que él, sin que lo supiera mi padre David. Mató a Abner hijo de Ner, que era jefe del ejército israelita, y a Amasá hijo de Jéter, que era jefe del ejército de Judá.


y sufrirá las consecuencias de su violencia y maldad.


volverá contra los malvados su maldad y acabará por destruirlos; nuestro Dios los destruirá por completo.


El pecado y las malas acciones hacen que los malvados caigan en su propia trampa.


Después de la destrucción de Jericó, Josué advirtió a los israelitas: —Que nadie se atreva a edificar de nuevo la ciudad de Jericó. Cualquiera que se atreva a hacerlo caerá bajo un terrible castigo de Dios. Si alguien intenta reconstruirla, Dios hará que mueran todos los hijos de esa persona.


Entonces Adoni Bécec dijo: —Dios ha hecho conmigo lo mismo que yo hice con setenta reyes: les corté los pulgares y los dedos gordos de los pies, obligándoles a recoger las sobras bajo mi mesa. Después, Adoni Bécec fue llevado a Jerusalén y allí murió.


Después de Abimélec, un hombre llamado Tolá, de la tribu de Isacar, fue el libertador de Israel. Tolá era hijo de Puá y nieto de Dodó; vivía en Samir, en las montañas de Efraín.


Pero si no es así, que salga de Abimélec un fuego que devore a la gente de Siquén y de Bet Milo, y que de estas dos ciudades salga un fuego que lo destruya a él.


Así Abimélec recibió su merecido por haber matado a sus hermanos, y también los de Siquén fueron castigados por haberlo ayudado.


Abimélec siguió combatiendo todo el día, hasta que se apoderó de la ciudad y mató a la gente que estaba allí. Luego destruyó la ciudad y esparció sal sobre las ruinas.


De esta manera Dios castigó a Abimélec por el crimen que había cometido contra su padre, al matar a sus setenta hermanos.


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