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Jueces 8:27 - Biblia Lenguaje Básico

27 Con todo ese oro, Gedeón hizo una estatua y la colocó en Ofrá, su ciudad. Todos los israelitas iban a adorar a esa estatua siendo así infieles a Dios. Para Gedeón y su familia esto se convirtió en una trampa.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

27 Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Entonces Gedeón hizo un efod sagrado con el oro y lo puso en Ofra, su pueblo natal. Pero pronto todos los israelitas se prostituyeron al rendir culto a ese efod, el cual se convirtió en una trampa para Gedeón y su familia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Con todo eso Gedeón se hizo un efod que puso en su ciudad en Ofra. Todos los israelitas iban allí a venderse; eso fue una trampa para Gedeón y su familia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Y Gedeón hizo con ellos un efod y lo colocó en su ciudad, en Ofra, y todo Israel se prostituyó allí por aquelloº, y se tornó en una trampa para Gedeon y su casa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Gedeón fabricó con ellos un efod y lo colocó en su ciudad, en Ofrá. Pero todo Israel se prostituyó ante aquel efod, que vino a ser una trampa para Gedeón y su casa.

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Jueces 8:27
26 Referans Kwoze  

Al cometer tales acciones, se corrompieron a sí mismos y resultaron culpables.


Los que se apartan de ti acabarán por ser destruidos; los que no te sean fieles acabarán perdiendo la vida.


quien las tomó y las fundió, y trabajó el oro hasta darle la forma de un becerro. Al verlo, el pueblo dijo: —¡Israel, aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!


No toméis a sus hijas como esposas para vuestros hijos no sea que ellas, al adorar a sus falsos dioses, hagan que vuestros hijos adoren también a esos mismos falsos dioses.


Tan orgullosos estaban de sus valiosas joyas, que con ellas hicieron imágenes de sus ídolos. Pero yo se lo convertiré todo en basura.


Ese día será grandioso, pues la gente de Judá y de Israel volverá a Jerusalén de todas partes; se reunirán de nuevo en una nación y tendrán un solo rey.


Lo mismo sucederá con los israelitas: durante mucho tiempo no tendrán rey ni príncipe; tampoco podrán presentar ofrendas a Dios, ni tendrán signos sagrados ni sacerdotes ni ídolos familiares.


Dios elegirá un lugar para vivir entre vosotros, y allí deberéis ir para adorarlo, llevando las ofrendas que quemaréis en su honor. Allí llevaréis también la décima parte de todo lo que ganéis, además de las ofrendas voluntarias, las primeras crías de vuestras vacas y ovejas, y cualquier otra ofrenda que hayáis prometido presentarle.


Dios hará que conquistéis muchos pueblos. Pero recordad que no debéis tenerles compasión; al contrario, destruidlos antes de que os lleven a adorar a sus dioses, lo que sería vuestra perdición.


Cuando hayáis derrotado a esos pueblos, deberéis quemar las imágenes de sus ídolos. Así no caeréis en la tentación de quedaros con el oro y la plata que los recubre, algo que Dios desaprueba totalmente.


Este había hecho de su casa una especie de santuario donde tenía otras imágenes y una túnica sacerdotal, y había nombrado sacerdote a uno de sus hijos.


Los cinco hombres que habían explorado el territorio de Lais les dijeron a sus compañeros: —¿Sabéis que en una de esas casas hay una imagen de madera recubierta de plata, además de otras imágenes y una túnica sacerdotal? ¿Qué podríamos hacer?


pero vosotros no debéis hacer ningún pacto con la gente que vive allí. Al contrario, debéis destruir sus altares». Pero ¿qué hicisteis vosotros? Simplemente me desobedecisteis sin razón alguna.


Por eso os digo que, no voy a expulsar a esa gente ante vosotros. Tanto ellos como sus dioses serán una trampa para vosotros.


Fue entonces cuando vino el ángel de Dios y se sentó bajo el roble que está en Ofrá. Ese árbol pertenecía a Joás, que era descendiente de Abiecer. En ese momento, Gedeón hijo de Joás, estaba limpiando trigo; para que no lo descubrieran los maditanitas lo estaba haciendo en el lugar donde se pisaban las uvas para hacer vino.


Entonces Gedeón edificó allí un altar a Dios, y le puso por nombre «Dios es paz». En el momento de escribir este relato, este altar está todavía en Ofrá, ciudad del grupo familiar de Abiecer.


El oro de los anillos que recibió Gedeón pesaba casi diecinueve kilos. Además, le entregaron adornos, joyas y telas finas que usaban los reyes madianitas, y también los collares de sus camellos.


Así fue como Israel venció a los madianitas, quienes nunca más recobraron su poder. Y mientras Gedeón vivió, el país tuvo paz durante cuarenta años.


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