4 Dios volvió a decir a Gedeón: —Todavía hay demasiados soldados. Llévalos a beber agua al manantial, para que yo los ponga a prueba. Allí te señalaré quiénes irán contigo y quiénes no.
4 Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya este contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá.
4 Pero el Señor le dijo a Gedeón: «Todavía son demasiados. Hazlos descender al manantial, y yo los pondré a prueba para determinar quién irá contigo y quién no».
4 Yavé dijo a Gedeón: 'Todavía el pueblo es demasiado numeroso. Haz que bajen al agua y allí haré la selección. Si te digo por alguien: Que vaya contigo; irá contigo. Pero si te digo por otro: Que no vaya contigo; no irá contigo'.
4 Entonces dijo YHVH a Gedeón: Aún el pueblo es mucho. Haz que bajen a las aguas, y te los probaré allí, y será que de quien Yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; pero del que te diga: No vaya éste contigo, no irá.
4 Pero Yahveh dijo a Gedeón: 'Todavía es demasiada gente; hazlos bajar al agua, y allí los someteré a prueba. Aquel del que yo te diga: 'Éste irá contigo', ése efectivamente irá contigo; mientras que todo aquel del que te diga: 'Éste no irá contigo', ése no irá'.
Algunos años después, Dios quiso ver si Abrahán estaba dispuesto a obedecerle, así que lo llamó y le dijo: —¡Abrahán! Respondió Abrahán: —Aquí estoy. Entonces Dios le dijo: —Toma a Isaac, tu único hijo, a quien tanto amas, dirígete a la región de Moriá, al monte que te voy a enseñar, y ofrécemelo allí en sacrificio.
Gedeón los llevó hasta el manantial y Dios le dijo: —Pon a un lado a los que se arrodillen para beber, y al otro lado a los que saquen el agua con las manos y la beban como los perros.
Pero Dios le dijo: —Samuel, no te fijes en su apariencia ni en su gran estatura. Este no es mi elegido. Yo no me fijo en las apariencias; yo me fijo en el corazón.