13 Cuando llegó Gedeón, oyó que un hombre contaba a un compañero suyo el sueño que había tenido. Le decía: —Soñé que un pan de cebada venía rodando sobre el campamento de Madián, que chocaba contra una tienda y la derribaba.
13 Cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba contando a su compañero un sueño, diciendo: He aquí yo soñé un sueño: Veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián, y llegó a la tienda, y la golpeó de tal manera que cayó, y la trastornó de arriba abajo, y la tienda cayó.
13 Entonces Gedeón se acercó sigilosamente, justo cuando un hombre le contaba un sueño a su compañero. —Tuve un sueño —decía el hombre— en el cual un pan de cebada venía rodando cuesta abajo hacia el campamento madianita; ¡entonces cuando golpeaba una carpa, la volteaba y la aplastaba!
13 Gedeón, pues, bajó al campamento. Un hombre estaba contando un sueño a su compañero: 'Tuve un sueño: un pan de cebada saltaba por el campamento de Madián, hasta que llegó a la Tienda, chocó con ella y ésta se derrumbó'.
13 Y he aquí cuando llegó Gedeón, un hombre estaba relatando a su compañero un sueño, y decía: Mira, acabo de soñar un sueño: Veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián, y llegó hasta la tienda y la golpeó de tal manera que cayó. La trastornó de arriba abajo de tal modo que la tienda colapsó.
13 Al llegar Gedeón, un hombre contaba a su compañero un sueño, diciéndole: 'He tenido un sueño: una hogaza de pan de cebada rodaba por el campamento de Madián; llegó hasta la tienda, chocó con ella y la derribó, la volvió de arriba abajo y la tienda se desplomó'.
Y aunque la gente de este mundo piensa que sois torpes y no tenéis importancia, Dios os eligió, para que los que se creen sabios entiendan que no saben nada. Dios eligió a los que, desde el punto de vista humano, son débiles, despreciables y de poca importancia, para que los que se creen muy importantes se den cuenta de que en realidad no lo son.
suplicaron a Dios que los salvara, y él les envió a Ejud hijo de Guerá, que era zurdo y pertenecía a la tribu de Benjamín. Ejud era el encargado de llevar a Eglón los impuestos que los israelitas debían pagarle. Ejud hizo un puñal de doble filo, de unos cincuenta centímetros de largo, y como era zurdo se lo colocó al lado derecho, ocultándolo bajo sus ropas.
El siguiente jefe fue Sangar, hijo de Anat, quien con una vara con punta de metal, mató a seiscientos filisteos. De esa manera salvó al pueblo de Israel.
Sísara estaba tan cansado que se quedó profundamente dormido. Entonces Jael tomó un martillo y una estaca de la tienda, y sin hacer ruido se acercó hasta donde estaba Sísara; allí le atravesó la cabeza con la estaca, hasta clavarla en la tierra. Así murió Sísara.
Entonces Débora dijo: —Está bien, te acompañaré. Pero quiero que sepas que no serás tú quien dé muerte a Sísara. Dios dará ese honor a una mujer. Y Débora se fue a Cadés con Barac,
Gedeón preguntó: —Pero mi Dios, ¿cómo podré librar a los israelitas? Mi grupo familiar es el más insignificante de la tribu de Manasés, y yo soy el menos importante de toda mi familia.
Los madianitas, los amalecitas y toda la gente del este se habían dispersado por todo el valle. Parecían una plaga de saltamontes y tenían tantos camellos como granos de arena hay en la playa.
Cébaj y Salmuná estaban en Carcor con unos quince mil soldados; era todo lo que quedaba del ejército que vino de Oriente, ya que habían muerto ciento veinte mil soldados.