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Jueces 7:12 - Biblia Lenguaje Básico

12 Los madianitas, los amalecitas y toda la gente del este se habían dispersado por todo el valle. Parecían una plaga de saltamontes y tenían tantos camellos como granos de arena hay en la playa.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Y los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente estaban tendidos en el valle como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables como la arena que está a la ribera del mar en multitud.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Los ejércitos de Madián, de Amalec y del pueblo del oriente se habían establecido en el valle como un enjambre de langostas. Sus camellos eran como los granos de arena a la orilla del mar, ¡imposibles de contar!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Estos se habían instalado en toda la llanura junto con Amalec y todos los hijos de Oriente. Hormigueaban como las langostas y sus camellos eran tan numerosos como la arena de la orilla del mar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y Madián y Amalec, con todos los orientales, estaban esparcidos por el valle como multitud de langostas, y sus camellos eran incontables como la arena que está a la orilla del mar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Los madianitas, los amalecitas y todos los hijos de oriente habían caído sobre el valle, numerosos como langostas, y sus camellos eran innumerables, como las arenas de las orillas del mar.

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Jueces 7:12
16 Referans Kwoze  

También los israelitas pasaron revista a su ejército. Luego se aprovisionaron de alimentos y salieron a atacar al ejército de Siria. El ejército israelita acampó frente al de Siria, pero era tan pequeño que, comparado con el de Siria, parecía como dos rebaños de cabras.


David compuso este salmo cuando estaba huyendo de su hijo Absalón.


No hay rey que se salve por tener muchos soldados, ni hay valiente que se libre por tener mucha fuerza.


Y vinieron esos reyes con todos sus soldados, caballos y carros de guerra. Eran tantos como la arena del mar, pues no se podían contar.


Cada vez que los israelitas tenían algo sembrado, venían los madianitas, los amalecitas y la gente del este, y los atacaban;


Por aquellos días todos los madianitas se unieron a los amalecitas y a los pueblos del este. Cruzaron el río Jordán y acamparon en el valle de Jezrael.


Cuando llegó Gedeón, oyó que un hombre contaba a un compañero suyo el sueño que había tenido. Le decía: —Soñé que un pan de cebada venía rodando sobre el campamento de Madián, que chocaba contra una tienda y la derribaba.


Cébaj y Salmuná estaban en Carcor con unos quince mil soldados; era todo lo que quedaba del ejército que vino de Oriente, ya que habían muerto ciento veinte mil soldados.


Y así sucedió, los filisteos se reunieron para atacar a los israelitas. Llegaron treinta mil carros de guerra, seis mil soldados de caballería, y un ejército que ni siquiera se podía contar. Todos ellos acamparon en Micmás, al este de Bet-Avén.


Al amanecer, David los atacó, y la batalla duró hasta la noche. David mató a todos los amalecitas. Solo se salvaron cuatrocientos jóvenes que montaron en camellos y lograron escapar.


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