32 Desde entonces le cambiaron el nombre a Gedeón y lo llamaron Jerubaal, porque Joás había dicho: —¡Que Baal se defienda a sí mismo! El altar destruido era suyo.
¿No sabíais que desde la muralla lanzan flechas? Acordaos de Abimélec, el hijo de Jeroboset. Se acercó tanto a la muralla durante la batalla en Tebés, que una mujer lanzó una piedra de molino y lo mató. ¿Por qué, pues, os habéis acercado tanto a las murallas?». Si te dice eso, tú le responderás: «También ha muerto tu siervo Urías, el hitita».
Porque tú, Judá, tienes tantos dioses como ciudades, y tantos altares como calles tiene Jerusalén; en esos altares quemaste incienso a Baal, lo cual es una vergüenza.
Grande fue mi alegría cuando te hallé por primera vez. Fue como hallar uvas en el desierto; fue como cortar los primeros frutos. Pero al llegar a Baal Peor tus antepasados se hicieron odiosos por adorar a dioses falsos, a esos ídolos que tanto amaban.
Pero Joás les dijo a todos: —¡Ahora resulta que vosotros estáis de parte de Baal y lo queréis defender! ¡Pues cualquiera que lo defienda, que muera antes del amanecer! Si Baal es dios, que se defienda a sí mismo. Después de todo, el altar destruido era suyo.
Gedeón, a quien ahora llamaban Jerubaal, y todos los que estaban con él, se levantaron muy temprano y se fueron a acampar junto al manantial de Jarod. El campamento de los madianitas les quedaba al norte, en el valle que está al pie del monte Moré.