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Jueces 2:19 - Biblia Lenguaje Básico

19 Pero al morir el jefe, los israelitas volvían a pecar. Su comportamiento era peor que el de sus padres, pues servían y adoraban a otros dioses, y tercamente se negaban a cambiar de actitud.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

19 Mas acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Pero al morir el juez, la gente no solo volvía a sus prácticas corruptas, sino que se comportaba peor que sus antepasados. Seguía a otros dioses: los servía y les rendía culto. Además se negaba a abandonar sus prácticas malvadas y sus tercos caminos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Pero apenas moría el juez, volvían a hacer el mal, peor que sus padres. Seguían tras otros dioses, los servían y se postraban ante ellos. No querían renunciar a sus malas acciones y se empecinaban en su camino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Pero sucedía que cuando moría aquel juez, ellos se volvían atrás y se corrompían más que sus padres, yendo en pos de otros dioses para servirles y postrarse ante ellos, y no desistían de sus prácticas ni de seguir su perverso camino.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Pero después de la muerte del juez volvían a corromperse más aún que sus padres: se iban tras dioses extraños, les daban culto y se postraban ante ellos, y no renunciaban a sus prácticas perversas ni a su empedernida conducta.

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Jueces 2:19
20 Referans Kwoze  

Dios se dio cuenta de que los habitantes de la tierra eran rebeldes y violentos.


Pero en cuanto tenían paz volvían a desobedecerte y tú los entregabas de nuevo en poder de sus enemigos. Volvían ellos a pedirte ayuda y tú desde el cielo los escuchabas. Tan grande era tu amor por ellos, que una y otra vez los liberabas.


Así no seremos rebeldes, como lo fueron nuestros padres: tan malvados eran sus pensamientos que Dios no podía confiar en ellos.


Entonces Dios dijo a Moisés: —Baja ya del monte, porque el pueblo que sacaste de Egipto se está portando muy mal. ¡Qué pronto se han olvidado de obedecerme! Han fabricado un becerro de oro y lo están adorando. Le han ofrecido sacrificios y dicen que ese becerro soy yo, el que os sacó de Egipto. Los he estado observando y me he dado cuenta de que son muy tercos.


Pero diles que ellos son peores que sus antepasados, porque tampoco me obedecen e insisten en llevar a cabo sus planes malvados.


A los que desprecian la palabra de Dios les aseguran: «os irá bien»; y a los que obran mal les prometen: «nada malo os pasará».


Cuando llegue ese día, la ciudad de Jerusalén será conocida como «el trono de Dios». Todas las naciones vendrán a Jerusalén para adorarme, y ya no se dejarán llevar por los malos deseos de su necio corazón.


Por eso, dales de mi parte el siguiente mensaje a los israelitas: Vosotros habéis seguido el mal ejemplo de vuestros antepasados y me habéis sido infieles adorando a esos ídolos odiosos.


¡Terminad, pues, de hacer lo que ellos comenzaron!


Yo sé bien que, después de mi muerte, vosotros dejaréis de obedecer a Dios y no seguiréis las enseñanzas que os he dado. Por eso, en el futuro vais a sufrir mucho, ya que habéis hecho lo que desagrada a Dios y con vuestra mala conducta habéis provocado su ira.


Mientras vivió Josué, los israelitas obedecieron solo al Dios de Israel, su Dios. Después que murió Josué, el pueblo permaneció fiel a Dios. Pero solo lo hizo mientras vivieron los jefes que sabían todo lo que Dios había hecho a favor de ellos.


A pesar de ello, vosotros volvisteis a abandonarme para adorar a dioses falsos; así que no os volveré a salvar.


Dios ayudaba a los jefes que él ponía. Mientras ese jefe vivía, Dios salvaba a los israelitas de sus enemigos, porque se compadecía de ellos al oírlos quejarse de sus sufrimientos.


Por eso Dios se enfureció contra ellos y dijo: —Este pueblo no ha cumplido con el pacto que hice con sus antepasados. Me han desobedecido,


Mientras vivieron Josué y los demás líderes del pueblo, los israelitas obedecieron al único Dios verdadero. Y es que estos dirigentes habían visto las maravillas que Dios había hecho en favor de los israelitas.


Después de la muerte de Ejud, los israelitas volvieron a pecar contra Dios.


Después de la muerte de Gedeón, los israelitas volvieron a pecar contra Dios, adorando a dioses falsos. Eligieron a Baal Berit como su dios


Rebelarse contra Dios es tan malo como consultar a brujos y adivinos. No está bien adorar a dioses falsos, ni tampoco desobedecer a Dios. Como tú has rechazado a Dios, él también te rechaza como rey.


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