Además de la hija del faraón, Salomón se enamoró de otras muchas mujeres extranjeras procedentes de Moab, de Amón, de Edom, de Sidón y del país de los hititas. En concreto tuvo setecientas esposas que eran princesas y otras trescientas mujeres con las que mantuvo relaciones ocasionales. Dios había dicho a los israelitas en relación con las mujeres extranjeras: «No os caséis con ellas, pues ellas os harán adorar a sus dioses». Y así, en efecto, sucedió.