7 Lo que me dijo fue esto: «Vas a quedar embarazada, y darás a luz un hijo. Desde que nazca hasta que muera estará consagrado a Dios como nazireo. Por eso, no bebas vino ni otras bebidas fuertes, ni comas comida impura».
7 Y me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte.
7 Pero me dijo: “Quedarás embarazada y darás a luz un hijo. No debes beber vino ni ninguna otra bebida alcohólica, ni comer ninguno de los alimentos prohibidos. Pues tu hijo será consagrado a Dios como nazareo desde el día de su nacimiento hasta el día de su muerte”».
7 Pero me dijo esto: Vas a concebir y dar a luz un hijo. Por eso, desde ahora no bebas vino ni bebida alcohólica y no comas nada impuro, porque el niño estará consagrado a Dios desde el vientre de su madre y hasta el día de su muerte'.
7 sólo me dijo: He aquí, concibe, y darás a luz un hijo, y no bebas ahora vino ni licor fuerte, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo de Dios desde el vientre hasta el día de su muerte.
7 Pero sí me dijo: 'Vas a concebir y darás a luz un hijo. Desde ahora no bebas vino ni bebidas fermentadas, ni comas nada impuro, porque el niño será nazireo de Dios desde el seno materno hasta el día de su muerte''.
pero me respondieron que ni ellos ni sus hijos acostumbraban beber vino, porque su antepasado Jonadab, hijo de Recab, se lo había prohibido. También me dijeron que tenían prohibido sembrar semillas, plantar viñedos, tener propiedades y construir casas. Jonadab les había dicho que, si querían vivir mucho tiempo en la tierra donde vivían como extranjeros, tenían que habitar siempre en tiendas de campaña. Los recabitas habían seguido al pie de la letra todas las instrucciones de su antepasado Jonadab.
De entre vuestros hijos elegí a algunos como profetas y entre vuestros jóvenes consagré a otros como nazireos. ¡Decidme si no es verdad! Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.
Desde su nacimiento dedicarás tu hijo a Dios como nazireo. Por eso no debes beber vino ni otras bebidas alcohólicas, ni comer comidas impuras; en cuanto al niño, nunca se le debe cortar el cabello, pues ha quedado dedicado a Dios desde el vientre de su madre. Ahora los filisteos dominan a los israelitas, pero con este niño comenzará su liberación.
La mujer fue a contárselo a su marido: —Un hombre de Dios vino a verme, y me impresionó tanto que no me atreví a preguntarle cómo se llamaba, ni él me dijo de dónde venía. Su aspecto era como el de un ángel.